viernes, 20 de julio de 2018

María Cristina Chiama-Argentina/Julio de 2018



Hay días que caen
a pique como una plomada.
Son tiempos  de desborde
en los pozos del  patio.
La tarde ahuecada por generosa que sea.
Una puerta emergente  pega el salto:
la angustia pesada como el plomo
imposible de maniobrar y
se  va casi todo al carajo.

Hay días en que la vida es un rival sanguinario

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