PAN-DEMIA
Dios da pan, a quien
no tiene virus.
18 de Enero de 2020, Barrio de Flores.
Cuando era niño e iba a hacer las compras, siempre me llamó la atención, el uso que le dan algunos panaderos al dedo índice mojado con saliva…Pero hoy, con las últimas noticias, de que el mundo podría estar amenazado por el avance de una terrible Pandemia, el asunto, sumado a mis cincuenta abriles, va tomando otra dimensión.
Desde hace un tiempo, cuando voy a la panadería a comprar factu
ras, observo atentamente, que el panadero saca el papel de abajo del mostrador y las piezas las toma indefectiblemente con pinzas…
Pero ocurre que cuando voy a comprar pan, y cometo la distracción
de no llevar una bolsa de plástico, el trabajador de la fariña, me en vuelve las flautitas con un papel de su propiedad.
Humedecerse el dedo para sacar el papel no es grave. Lo grave, es que con el mismo dedo mojado con saliva, toma nuestro pan de la balanza y lo envuelve.
Camino a casa, ya comienza a horadar en mi cabeza la idea de que voy portando una de esas cajas blindadas con bacilos peligrosísimos en su interior…Pero no, la realidad es otra.
En casa no digo nada, y parafraseo con eso de: “ojos que no ven, estómago que no siente”.
Me siento a mesa, miro el pan y analizo: “ Hay menos posibilidad de que haya sido tocado en sus extremos, puesto que el panadero, al tomarlo, seguramente habrá presionado el centro del noble alimento”. Entonces, ya sé cual es la parte que puedo llevarme a la boca.
Pero el problema del posible contagio comienza a tomar cuerpo, cuando voy a comprar miñoncitos, ya que la superficie de los mismos,
no da lugar a especulaciones. Por lo tanto…, juego al que “no pasa nada”.
Mientras trago, no puedo dejar de pensar en la vida íntima del pana
dero, ni de sus costumbres ni de su higiene. Recuerdo además, que
la saliva, es una Central de Transmisión de Enfermedades Raras,
de “esas que andan dando vuelta por ahí”.
De todos modos me consuelo: Chernobyl fué mas grave.
Hoy, me he decidido a cambiar de panadería, con la esperanza de encontrar un poco mas de sensibilidad hacia nuestra salud, y voy preparado para una posible nueva experiencia: no llevo bolsa, y estoy dispuesto a comprar pan. ¡El pan nuestro de cada día!
Me tranquilizo, al ver que el panadero usa guantes de látex, y todo en el local, luce limpio y reluciente...Pero…,desgraciadamente me encuentro con una innovación en eso de inocular virus y bactérias, porque el nuevo panadero no usa papel…, usa bolsitas de polietile no…¡Y no puedo creer lo que veo!...
Los cachetes inflados del panadero, impulsan el aire de sus víceras, para proceder a la apertura de la bolsita...Una vez abierta, toma los panecillos de la balanza y los va introduciendo uno por uno... El hombre me mira serio y dice: “¿Vió que uso pinzas, no?. No como otros panaderos que tocan el pan con los dedos”. Entonces, me retiro de la panadería llevando una bolsa de dosaje con unos miñoncitos dentro. ¡Nuestros miñoncitos!
Regreso a casa, me siento a la mesa y miro el pan…Ya no reflexiono…Mientras los demás mastican y tragan, anuncio a nuestros familiares, que he comenzado un régimen para adelgazar, llamado “de las cuatro P”: Nada de pastas…nada de papas…nada de postres…y por sobre todas las cosas…¡¡Nada de pan!!
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