Una cita impostergable
Se aproximaba el día del cumpleaños del Presidente…
Para ser mas exactos, faltaban solo tres días, para el festejo,
planeado en la Quinta Presidencial de Olivos.
El mandatario, manda a llamar al mejor de sus secretarios,
y le ordena que organice las compras para la Cocina Presi
dencial.
El secretario, con sus dos ayudantes, parten en la camioneta
de la presidencia hacia el Mercado.
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Cuando el secretario está haciendo las compras, entre la
muchedumbre bulliciosa, ve que alguien le hace señas...
Suelta aterrorizado las bolsas, y gritando sale corriendo del
Mercado, entra a una cochera, sube a un Mercedes Benz, y a
apunta su Destino, hacia el punto mas alejado de Buenos Aires:
la ciudad de Ushuaia…
Los dos ayudantes regresan a la Residencia y dan explicaciones
de lo acontecido.
--No podemos explicar que ocurrió con su secretario, presidente,
porque tomándose la cabeza gritaba como un loco: “¡la Pande
mia, la Pandemia, la Muerte, la Muerte… me voy para Ushuaia!”
Luego lo vimos pasar a toda velocidad con el auto, y tomar por
el Camino del Buen Aire.
¿Ushuaia? - dijo el mandatario, y furiosísimo, manda llamar a La Pandemia
Un caballero vestido de negro, con las manos y la cara cubier
tas de pústulas y llagas, entra a la Residencia, se presenta, y en
actitud sumisa, se detiene frente al presidente, el que le repro
cha haber asustado al mejor de sus secretarios.
--¡Mire lo me ha hecho a tres días de mi cumpleaños! –brama.
A lo que La Pandemia,…acercándose a solo veinte centímetros
del rostro del presidente, responde: “Yo no he tenido la intención
de asustarlo, señor…Ocurrió que esta mañana, concentrado en u
na de mis caminatas, solo hice un gesto de sorpresa, al ver a su se
cretario comprando en el Mercado, cuando ambos, dentro de tres
días, tenemos una cita impostergable,… en la ciudad de Ushuaia.
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