HIPOTETIZANDO
Supongamos que un día te despiertas
y no oyes cantar a los pájaros
en los árboles de tu vereda ni tampoco
oyes las bocinas de los coches por las calles
ni el frenar ruidoso de los colectivos.
Digamos que tampoco puedes oír
los ruidos de los ascensores en tu edificio
ni pasos o voces por los pasillos.
Empiezas a creer que ensordeciste
durante el sueño y, con desesperación abres el balcón
para no ver a nadie.
Enciendes la radio pero no oyes nada.
Lo mismo en la televisión: no hay imagen ni sonido,
sólo la luz de encendido.
¿Es que ha desaparecido la vida en todo el planeta
y me he quedado solo, absolutamente solo?,
te preguntas con terror.
En ese momento suenan al unísono
el timbre de tu puerta,
el portero eléctrico,
tu teléfono,
tu celular
y la alarma de tu computadora te avisa
de que tienes un nuevo correo.
Vas atendiendo uno a uno
la puerta, el portero, el teléfono, el celular
y no se ve ni se oye nada
y el mensaje en tu computadora está en blanco…
Supongamos, nomás,
supongamos…
si puedes…
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