lunes, 19 de agosto de 2024

Jorge Baudes-Argentina/Agosto 2024


 

El escorpión y el pájaro carpintero

 

 _ ¿Qué es ese ruido tan molesto pica que te pica? – dijo el escorpión mientras sacudía su cola puntiaguda de un lado al otro espantando a los mosquitos que querían treparse en su cuerpo.

_ ¡Antes que nada buen día!, supongo que tendrás buenos modales. Ni siquiera nos conocemos y ya estás protestando –respondió el pájaro carpintero desde el árbol que le servía de cobijo.

_ ¡Ah, eres uno de esos pajarracos que habitan en este bosque! ¿Y por qué picoteas los árboles?

_ Ya que lo preguntas yo te voy a contestar –respondió con voz serena y firme el pájaro carpintero quien agregó -Aunque no sé si lo entenderás, aquí en el bosque todos tenemos una tarea que cumplir. La mía es quitarles a los árboles los bichitos que lo dañan e impiden su crecimiento. Además, ellos me sirven de comida. ¿Y vos qué haces moviéndote en silencio entre los pastizales ocultando esa cola tan parada que se parece a un mástil de escuela?

_ Ja, ja, mira que resultaste gracioso. Mi cola es la defensa que tengo contra otros bichos más grandes que me quieran atrapar, pero…hace tiempo que no veo a ninguno y la muevo de un lado al otro para no aburrirme tanto.

_ ¿Aburrirte en el bosque? Lo que pasa es que no has hecho amigos –musitó el pájaro carpintero - Si los tuvieras no estarías tan preocupado por tu cola.

_ Es que…es que… no tengo amigos porque tienen miedo de pincharse – dijo triste el escorpión.

_ Bueno, bueno, yo te ayudaré a resolver ese problema.

Unos breves picotazos en la corteza del árbol dejaron desprender un pedazo de la misma. Con gran maestría el pájaro carpintero tomó un trozo en su pico. Revoloteando al escorpión para no picarse con su cola le puso en la misma la corteza la que quedó como si fuere un sombrero para la playa.

_ Ahora si podrás caminar sin miedo por el bosque y los demás animales podrán jugar con vos –afirmó el pájaro carpintero regresando a su tarea del día.

_ ¿Y vos crees que ahora podré tener amigos? –preguntó el escorpión sonrojado.

 _ Claro que sí. Al menos en este árbol y conmigo… ya podrás contar con uno.

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