lunes, 21 de octubre de 2024

José Iván Bedoya-España/Octubre 2024


 

PENSAR LA MUSICA  

 

Con relación a la música me he hecho constantemente una serie de preguntas: ¿hay que comprender el objetivo que tuvo el compositor al escribir una determinada obra para tener una audición perfecta de ella?  ¿Sería suficiente con emocionarse uno oyendo así sea un solo trozo musical? ¿Es necesario oir en un determinado orden –cronológico o histórico- todas las obras musicales de una determinada época o de un compositor para poder tener una acertada apreciación musical?  ¿Hay que oir primero las obras esenciales o básicas y luego, las que se considerarían secundarias o accesorias?  ¿Hay que seguir las recomendaciones de los musicólogos que indican las diez o talvez las veinte obras musicales indispensables o esenciales para poder apreciar la música clásica?  Oir solo música clásica o música popular?  ¿Es imprescindible asistir a un teatro a escuchar una orquesta o a un intérprete para enriquecer la experiencia musical?  ¿Hay que escuchar un determinado compositor antes o después de algunos otros?  ¿Hay que ubicarlo primero en un determinado período o escuela o movimiento? ¿No se puede empezar a escuchar -refiriéndonos a la posible recomendación que haríamos a un joven- cualquier obra que se considerase clásica?

¿La comprensión de una obra musical depende de la erudición que se tenga acerca del autor que la compuso o del nivel del conocimiento del contexto histórico en que dicha obra surgió?  ¿En este sentido, solo un musicólogo tendría una escucha completa o íntegra de la realidad de una obra musical?

Son muchas las preguntas que uno se puede hacer explícita o implícitamente acerca de una obra llamada o conocida como clásica-

Como es obvio, a medida que se escucha surgen nuevas u otras preguntas que se quedan sin una respuesta cabal o definitiva. Es el sustrato de la escucha atenta e inteligente que se debe tener por cualquiera que pretenda disfrutar lo más profundamente posible de la música como arte. Lo anterior implica que yo como sujeto oyente me debo estar preguntando –pensando- siempre que esté escuchando una pieza musical.  En este sentido, uno se puede preguntar por muchos aspectos o acontecimientos en torno a la obra musical. O sea, hay muchas preguntas que se pueden hacer. Hay unas más atinentes a la esencia de la música como obra de arte y otras que se refieren a aspectos extra o para musicales.

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