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lunes, 21 de octubre de 2024
Luis Tulio Siburu-Argentina/Octubre 2024
LA MEMORIA ES UNA BOLITA DE MERCURIO
Coincido plenamente con el título. Es casi, casi, una verdad de Perogrullo.
Cuando el mercurio asciende dentro del termómetro está indicando que algo anda mal en el organismo, dado que avisa la existencia de fiebre apenas pasa la marca de los 36,7. Pero si nos asustamos porque tenemos gripe y se nos cae el termómetro al suelo, allí empieza otro peligro adicional a la posible enfermedad, ya que el mercurio se transforma en bolitas que son tóxicas.
De la misma manera la memoria también es tóxica. Cuando aumenta de caudal dentro del cerebro nos afecta demasiado e inoportunamente en nuestra vida, trayéndonos situaciones del pasado que afectan al presente.
Como se dice hoy comúnmente, hay que “soltar” lo que ya pasó y que no podemos cambiar. Claro que igual no podemos obviar la importancia del mercurio ni de la memoria en nuestra cotidianidad. Aquél porque antes de ser bolita nos avisa de una alteración orgánica. Ésta porque sirve para recordar cosas útiles.
Lo que se pretende recalcar con éste ensayo – más acerca de la memoria pues no podemos controlar la bolita de mercurio salvo esquivarla en el piso - es el uso adecuado y positivo que le demos, ya que ella con su potencial toxicidad nos puede traer día a día hechos que ocurrieron hace mucho y alteraron y conflictuaron relaciones, trabajos, sentimientos, sociedades.
Como final, y volviendo al título, recuerdo a mi abuela diciéndome…”No me hagas acordar del día que te metiste en la parte más profunda del arroyo sin saber nadar, porque me sube la fiebre”. Este comentario simple y familiar daría apoyo a la afirmación de que la memoria y el mercurio, hecho luego bolita al romperse, tienen puntos de contacto. Para reforzar escuchemos al viejo Séneca, más antiguo que mi abuela…Las cosas que eran difíciles de soportar son dulces de recordar…pero no exageremos con el recuerdo que trae la memoria, agregaría un psicólogo desconfiado de Villa Freud. Y no nos pasemos de la raya con endulzar, completaría mi exigente diabetólogo.
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