En Santiago de Chile, al 29 de marzo del 2009.
Querido Andrés, espero que al recibo de ésta te encuentres muy bien, con seguridad te extrañará la presente, ya que usualmente nos comunicamos vía computador, no obstante, el tema amerita algo más personal. Acorde a nuestro pacto de honestidad debo contarte que se me reactivó la enfermedad y esta vez el desenlace será definitivo.
¡Bien!, nunca le tuve demasiado apego a la vida, te consta que si me he cuidado y tratado ha sido para no darles penas a ustedes. La situación es irreversible y no tiene sentido realizarme tratamiento alguno, sólo paliativos para el dolor, afortunadamente tu padre y hermano lo han entendido así, y lo han aceptado. Voy a tener un funeral con misa privada y de ahí al cinerario, deseo que mis cenizas sean esparcidas en los cerros y mar de Valparaíso, hermosa ciudad donde nací al amor y también tú. Se encargarán ellos, y si resuelves desoír mi pedido, seguramente los acompañarás. ¿Por qué tantas reglas?, es simple, nadie estará atado a una lápida a la cual visitar, o como se usa ahora poner globos, sacar fotos, llevar comida y hacer picnic. Pienso que hay que ocuparse de las personas cuando están vivas no muertas.
Cuando sea necesario, papá te mantendrá informado. Andrés, no quiero que detengas tu vida por mí, no es justo y carece de sentido, si con tú presencia aquí solucionaras algo… Debes afrontarlo solo, tal como haces con todas las demás cosas, dado el tipo de vida que elegiste llevar. Cada vez que pienso en ti recuerdo mis sueños de estudiante: yo iba a ser la primera Físico Nuclear de mi país, viajaría becada a doctorarme al extranjero y dedicaría mi vida a la ciencia, había decidido que la soledad era lo mejor para mí.
La vida me llevó por otros derroteros, el primer día de clases en la Universidad conocí a quien sería mi esposo, ¿cómo terminé casada y con hijos?: no lo sé; estas situaciones si bien escaparon a mi planificación, también me han dado felicidad, sobre todo la maternidad. Ahora, en las postrimerías de mi vida, te veo a ti haciendo exactamente lo que yo deseaba para mí y eso me llena de orgullo, de alguna manera mis sueños se cumplen en ti. Si te pido que no vengas es porque la distancia nos ha obligado a comunicarnos en lo esencial, cuando vivías en esta ciudad, me visitabas con frecuencia, no obstante la charla era insustancial, llena de nimiedades. Ahora que estás lejos y solo, somos compañeros de trayecto: tú en tus sueños; yo: en el ruedo final. Deseo que sigas adelante, aquí terminará mi vida y volveré al lugar donde fui más feliz en toda ella. ¿Te conté que tu abuelo murió recién cumplidos los cincuenta años?, creo que también alcanzaré a cumplirlos… medio siglo de vivir una vida que no es la que yo ansiaba, por eso mi muchacho sigue allá, persigue tus sueños que ellos esperan por ti.
Un beso y abrazo de tu madre que te quiere.
Mamá
2º Premio 5º Certámen Cartas de Amor Mis Escritos-2009
De la Antología "Cartas de Amor"-Ediciones Mis Escritos 2009
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