Nada de hacerme caso
Qué más podía hacer? Otra vez había agarrado las pocas cosas de plata que quedaban y que los patroncitos querían tanto Regalo de casamiento –decían-. Pero lo que era yo ya estaba harto de tanto insulto, patadas, quedarme sin comer, cada vez que en la casa faltaba algo Como les iba a decir que el niño Francisco se las llevaba, si era el engreído de la casa Claro, sólo un hijo tuvieron. Y lo cuidaban y le daban todo lo que pedía Pero eso no era querer, ni autoridad, porque cuando uno quiera a una persona también quiere a otras A mí solo me odiaban. Yo también era solito para todo, para limpiar, hacer las compras, pasear a Bellaco, el perro grande de la casa Hasta para lavar y cocinar desde que Delicia, la última cocinera se fue No les aguantó los insultos y las ofensas. Ella había ido a la escuela. Sabía leer, escribir, buscar trabajo en el periódico Yo sólo sabía vivir con mi almita. No tuve colegio, libros, nada de eso tuve yo Solo a Mamita Hilaria, pero también se fue con la inundación grande que hubo en mi pueblo. Nada pude hacer cuando regresé al rancho o lo que había quedado de él Igual estaban todos por allá. Con mis nueve años, lo único que se les ocurrió a las autoridades fue darme a los patroncitos buenos que se comprometieron a cuidarme y todo Pero la culpa la tiene
FINALISTA
II CERTAMEN INTERNACIONAL DE CUENTO
“JORGE LUIS BORGES –
DE
Me encantó la ilustración, totalmente pertinente. Un yo interior vacío, como metáfora del protagonista.
ResponderEliminarGracias Graciela. Un abrazo desde Lima.
Ana María