Carta de amor póstumo
Duros embates de la vida, temerarios días con rigor, rutinas frotando mi cuerpo, mareas enfrentadas con el viento, extensión de dunas y pantanos, senderos coloreados de destello.
Atravieso doradas averías, viviendo el sueño de una posesión perdida, rastreo la grandeza de mi lucha, empujo las puertas de este amor con lenta cadencia, me planto, ya no puedo con ella.
Forcejeo con filamentos de seda.
Maniobro el amor como soy, y ya no puedo enredarme en señales que apenas puedo ver.
Mantengo algún secreto afecto, que me revela una lejana falta, cuyo descreimiento era auténtico, y simplemente voto por la cordura, que reconforta mi esperanza ya perdida.
Intento recuperar con esfuerzo, de no borrar de la memoria el recuerdo...
Deseo que tu sonrisa se inspire y profundice en un mar de delirios y alegría, para que de ese modo, no sucumbir al ritmo acompasado de tu feliz marea.
Espero y deseo, que mi recuerdo sea bien recibido en tu alma.
Gracias por haberme abierto tu mundo por un instante, debo decir, que desde esa ventana he visto cosas maravillosas, tu rostro fue uno de ellos…
Es la última carta de amor de mi vida…la que ya no quiero
Aplaudo la tensión y el final.
ResponderEliminarCordialmente,
Silvia Loustau
www.silvialoustau.blogspot.com
Daniel: hay veces que se tiene necesidad de escribir desde un después, con la carga que ello conlleva. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa..
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