sábado, 20 de febrero de 2010

Nélida Vschebor-Buenos Aires, Argentina/Febrero de 2010


CUESTION DE CRITERIO

Volvían de un viaje maravilloso, tantas veces postergado y al fin cumplido. Habían ido a festejar su flamante nombramiento como decano de la facultad de Ingeniería.

Aún sentían en sus ropas impregnado, el rocío de los lagos y el perfume de las flores silvestres, mientras que en sus oídos perduraba el retumbar de los bloques de hielo rompiéndose en miles de astillas, en danza majestuosa e irrepetible.

No hablaban. Los sumía el cansancio y el recuerdo de lo recién vivido. Susy repentinamente, tomó la flor que trajera consigo. Una rosa fulgurante en el sedoso raso de sus pétalos. Se volvió hacia Pablo y lo miró expectante. Mientras él permanecía con la mirada fija en el vacío. Y las palabras murieron en su boca.

La carretera estaba desierta, se perdía en el infinito. Daría la impresión que lo agreste del entorno los dominaba.

Al fin se detuvieron en una hostería enclavada en la ruta. Necesitaban comer, caminar un poco, distenderse. Salieron a recorrer sus alrededores. Lindando con el edificio había unos intrincados matorrales y más allá algunos árboles frutales.

Hacia allí se dirigieron. Caminaban uno al lado del otro sin hablar. Parecería que ya todo estaba dicho entre ellos. No era tirantez, más bien acostumbramiento, rutina, casi una especie de hastío. La total seguridad de contar siempre con la otra parte....

Para entonces se hizo la hora de la merienda. Y volvieron por el refrigerio. Había algunos parroquianos ocupando unas mesas. Se acomodaron frente a la ventana.

Cuando Susy levantó la vista vio al maitre acercarse hacia ellos. Su rostro se transformó como si viera un fantasma. La expresión pasó del asombro, al temor, para llegar a la exaltación. Sus miradas se cruzaron.

Ella se levantó abruptamente y terminó en sus brazos, mientras sus labios se sellaban en un beso.

Pablo, azorado ,irritado y un poco vejado, la tocó en el hombro.

Ella entonces los presentó por sus nombres: Te presento a Julián, él también es ingeniero civil...Pablo, mi esposo.

Durante la comida no cambiaron palabra alguna. Pablo estaba más tenso que de costumbre. A Susy le brillaban los ojos y una sonrisa traviesa se instaló en sus labios.

Cuando siguieron viaje, ya en el coche, Pablo rompió el silencio que pesaba sobre ellos, recriminando su actitud, mientras preguntaba quien era el personaje.

-“Un antiguo novio”, dijo ella.

Una risa incontenible brotó de los labios de él.

-“Vaya”, rió irónico, “tuviste suerte de encontrarme”

-“No entiendo”, fue la lacónica respuesta.

-“Vamos querida, es un don nadie, sólo un mozo calificado. Que hubiera sido de ti de haberte casado con él”. Ella lo miró a los ojos y dijo: “Simple querido, hoy él, sería el Decano de la Facultad de Ingeniería”.





2 comentarios:

  1. Un gusto leer tu cuento, querida Nélida, un buen final.
    Saludos
    Analía

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  2. Nélida: interesante tema y bien resuelto. Un abrazo de Laura Beatriz Chiesa.

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