lunes, 18 de octubre de 2010

Graciela María Casartelli-Unquillo, Provincia de Córdoba, Argentina/Octubre de 2010

Reflejo



Florecer siempre.

Desde el pétalo encendido y la antorcha
que arde.

En la sonrisa y en la mueca.

En el dolor y en las remembranzas.

Florecer…en vapores perfumados,
que suben desde nuestro pecho
y envuelven el rostro, llegando al olfato.

En palabras de aliento;
endulzando el día de los tristes.

En las cenizas de aquel amado;
aquél, cuya vida se nos fue entre las manos.
Al que un día perdimos, sin regreso…

Volver, muy de mañana en la aguada fresca.

Volver a ser rosa y ser jacinto.


En recuerdos de tiempos  repartidos,
entre lo cotidiano, lo efímero… y lo culminante.


En las costumbres y las uniones;
la mesa con los alimentos;
el “gracias” y las miradas.


Florecer sencillamente; como una violeta
entre grandes hojas acorazonadas,
que gentiles dejan al pequeño tallo, erguir…


En un gran ramo de novia,
con sueños de mañana y de renuevos.


Volver, entre las hojas agotadas;
apenas una yema de advenimiento…
mostrando el ahínco por la vida.

Entregarnos, cual canasto de ofrendas
en un día cualquiera,  a seres hambrientos.



Ser ceniza y carbón ardiente.

Germen, flor y hoja.

Polen y leño seco…

3 comentarios:

  1. un poema dónde la naturaleza está presente simbólicamente y también de manera contundente y real

    muy bueno, graciela

    Gabriela Bruch
    revlaiguana@yahoo.com.ar

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  2. Bello poema, mi querida Graciela, con buenas imágenes, me agradó leerlo.
    Y sí... así es, "florecer siempre", verdad?
    Gracias por compartirlo.
    Mi abrazo
    Analía

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  3. ¡Muchas gracias por la publicación, querida Analía! Como siempre, un honor para mí estar aquí. Un abrazo grande, Graciela.

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