SALE EL ZOMBIE, NO ENTRA NADIE
También supiste creerte
un zombie frente al espejo,
(tal áspera y desfigurada
era tu ausencia).
Aquel incapaz de leer
el mapa de arrugas
donde se alojaban
las sonrisas perdidas,
los gestos como cuadros famosos,
el dulce aluvión de besos y risas
sobre la almohada adormecida.
Ahora eres otro:
a- penas uno màs de la especie
"tarjeta roja para Adán
y no entra nadie al paraíso
de los monos escondidos
por la mano peluda de Dios";
un condenado a la rutina de
teléfonos mudos y madrugadas célibes.
Eres otro. Otro que no acierta a pensar
que yo también cambié (al menos,
teléfonos mudos y madrugadas célibes.
Eres otro. Otro que no acierta a pensar
que yo también cambié (al menos,
de espejo), y no entiendo por qué
me sigo viendo un zombie.
uno hecho y derecho,
uno plantado frente al espejo
con traje y corbata.
uno plantado frente al espejo
con traje y corbata.
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