EL CARTONERO
Despierto temprano. Preparo el carro. Me tomo el mate cosido con cinco galletitas y media "Traviata".Me gusta muy caliente. Las madrugadas de invierno en San Miguel son intensamentes frías.Llendo a la estación, la saludo a la Clorinda y el Román, que le están cambiando una cubierta a su carro. Al llegar, lo veo a Justo que busca por el piso algun resto de pucho que pueda --al encenderlo--calentar su cuerpo tan flaco.
El tren blanco llega. Primero subimos los carros y luego cada uno se sienta lo mas cerca, para protejernos del robo rápido, en alguna parada de estación.
Me acerco aún un poco más y lo abrazo entrecerrando los ojos. El aire frío penetra y me enfría hasta los huesos.
El otro día, vinieron varios hombres de traje ,camisa, corbata y mucho olor a limpio, diciendonos que en meses dejaríamos los carros por un subsidio.
Cada vez que fueramos a marchas, hicieramos un piquete o le cortáramos con cubiertas quemadas el acceso Oeste, nos darían un poco más de plata.
Yo no sé si es cierto o es mentira. Por las dudas, me anoté y como no sé firmar, mojé mi dedo gordo en tinta y lo puse en un blanco y largo papel.
Me acabo de despertar . Es de noche. Que tren me toca tomar : el del regreso o el que me trajo?
Camino rumbo a la estación, una , diez, cincuenta cuadras.
No encuentro a Clorinda y Román. Deben haber cambiado la cubierta. Llego a la estación y a Justo no lo veo por ningun lado. Acomodo el carro cercano a un asiento, me abrazo a él y espero mi tren blanco.
Muy hermoso Abel, con una carga de reclamos que ni hablar, lástima que este poema no lo lean los políticos que tenemos en nuestra bendita ARGENTINA. Felicitaciones y un beso de Alicia Cora.
ResponderEliminarMuy bueno Abel todo es justo Es una alegria leerte Lia
ResponderEliminarUn mundo sin colores, oscuro y vacío de esperanza. ¡Y una muy buena descripción de esa vida, en pocas palabras!
ResponderEliminarMe adhiero al comentario de Marta Diaz. Te Felicito
ResponderEliminarUn relato directo y descarnado, con el inconfundible sello abeliano. Felicitaciones
ResponderEliminarRicardo
Abel: un relato de la realidad. Claro que, actualmente le va a resultar poco probable tomar el "tren blanco". Hace mucho que el Gobierno de la Ciudad lo sacó de circulación.
ResponderEliminarTe saluda,
Laura Beatriz Chiesa: ¡qué lástima que usted se quedó con la imagen del "tren blanco", y en que el Gobierno de la Ciudad lo haya sacado de circulación! No supo usted ver la esencia del relato ni apreciar el valor literario.
ResponderEliminarTodos sabemos que el "tren blanco" no está más, pero la POBREZA sigue ahí.
Para mí - Sr Espil - es una pintura que, con tren y o sin tren,me transmite lo que no debemos olvidar.
ELENA HELGUERA
Laura Beatriz Chiesa: ¡qué lástima que usted se quedó con la imagen del "tren blanco", y en que el Gobierno de la Ciudad lo haya sacado de circulación! No supo usted ver la esencia del relato ni apreciar el valor literario.
ResponderEliminarTodos sabemos que el "tren blanco" no está más, pero la POBREZA sigue ahí.
Para mí - Sr Espil - es una pintura que, con tren y o sin tren,me transmite lo que no debemos olvidar.
ELENA HELGUERA
Abel: Casi lo estoy viendo al cartonero. Impresionante por lo crudo y realista. Y sin embargo tiene un halo de realismo mágico especialmente al final. Te felicito. Marcos
ResponderEliminarSra.Helena: este no es el lugar para contestaciones a terceros, pero ya que no poseo otra forma de contestarle, le pido disculpas a Abel y le digo que: no sólo vi lo que el pinta, lo vivo día a día en mi San Telmo y, de alguna manera son mis vecinos, por eso -precisamente-hago el comentario.
ResponderEliminarLos aconteceres de estas personas tienen un nacimiento y, desde que los borraron de lo que era una pequeña solución para ellos, porque podían volver a sus casas, a casi todos se le acrecentó el padecimiento. El valor de lo que Abel escribe, lo palpo siempre y así se lo comento personalmente o públicamente. Creo que hay que ver el "otro lado de las cosas" y también decirlo.
Atentamente,
Felicitaciones Sr. Abel por su valiente y crítico homenaje a ese sector marginado de la sociedad. Desde la Ciudad Condal lo saluda Trinidad.
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