Tedio
Vivo en la desgracia,
soy una desdicha,
derruido en la desidia
¡Qué astucia la mía!
Riego tristonas lágrimas
atosigado hasta la crisma,
salto ríos de nostalgia
¡Oh fuego de mi angustia!
Consumido en el silencio
con voluntad de piedra,
de mi corazón escapa
el positivo símbolo de la existencia.
Al palpar mi moribunda alma
con trémula e invisible mano,
todo bosquejo sensible
muere ante el abismo negro.
La indolencia tórnase vida
después del agujero,
mi ser enloquece burlesco
y anida una intensa agonía.
¡Hágase el hombre
cuando lo increpa la nada!
¡Que deambule en la miseria
y beba la cicuta!
Cuando "la nada" increpa, sólo nos queda preguntarnos si valió de algo la vida que luchó dentro de nuestra propia vida por darle el tiempo a que estaba predestinada.
ResponderEliminarBuen planteo.