Tus versos-luz, salieron a mi encuentro
y alzaron sus banderas, alertándome a tu voz,
anunciándote ya, como el Heraldo,
Misionero predicándole a mis días
en altar de irreverente corazón.
Y soltaron sus alforjas de ilusión,
lanzando tus semillas de amor sobre mis surcos
germinando en cada uno de mis sueños
insistentes de tu azul para este cielo,
de esos sueños que se escapan del otoño
y siempre saben deletrear tu nombre...
y despertar a plena luz, a tiempo,
amaneciendo mi sol en tu mirada
desde el Este inagotable de tus besos...
Me preguntas...esto...es amor?
Si susurras a mi oído,
que ayer hubo fiesta de aromas por mi calle,
y que el limonero anocheció en mi pelo,
dejando entre sus pétalos, mi nombre?
Y me das las coordenadas y la hora
de ese viaje que aguardabas, de ese encuentro,
hasta el centro surtidor de tu mirada
como un Verne, redimido a nuevo siglo,
alpinista, explorador de mi sonrisa
escalando los caminos de mi alma?
Ese centro que descubres, nos conoce,
es allí donde aun vuela la esperanza
mariposa de ternura, de alas blancas,
peregrina de Universo redentor,
y nos mira , a su vez, con ojo antiguo,
cual manantial único, infinito,
el reflejo inaccesible del Creador.
Desde allí,
desde ese centro
mio y tuyo en tierra fértil
descubierta por ti, en una mirada,
soy arado de luz para tu siembra
ya sedienta de tus manos jornaleras
de mi amor, de mi piel y mi alma;
desde allí, amor, yo te respondo:
SI, esto ...es... AMOR.
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