NO
VENGAS
Acaso
seas la nieve
por
el sol desleída,
palideciendo
absorta,
en
la nueva mañana.
Esquivo
de mis brazos,
corazón
distanciado,
estrenas
horizontes
donde
tender tus alas.
No
vengas a entregarme
éste
paisaje helado,
donde
el sol no amanece,
y
se secan los ríos.
Donde
el cielo se frunce,
y
las nubes se acercan,
se
perturban las horas,
y
se alarga el camino.
No
me traigas susurros
traspasando
senderos,
ni
me busques los labios,
con
tu boca vacía.
Empapada
de hastío
desterrada
de sueños,
vi
nacer mil auroras,
con
mirada baldía.
Un poema mágico,muy bien llevado por la diestra mano de la artífice. Abrazos.
ResponderEliminarGracias. Un placer que te haya gustado Pastor Aguiar.
ResponderEliminarUn abrazo,
Inma Diez