domingo, 24 de junio de 2012

Yamila Greco-Buenos Aires, Argentina/Junio de 2012


la vergüenza yace en los espejos
recrea las grietas de un tiempo que brota ajeno

y descarnado
oculta la ciudad desconocida
la infancia finge latidos inexistentes

ninguno nadie
cuerpo ni espíritu

envenenado el alimento sombrea
y multiplica la torpeza de sus rasgos

forma no sino polvo
luz que no separa vivos de muertos

imagen padecida en los huesos que aún sobran
continuidad del pulso paralizado en su otra voz

tal vez la madre susurra
el lenguaje insistente y amargo de Dios

quizás el dolor morada de la bestia
por mi vientre resucitada

pero más profundo es el silencio

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