viernes, 24 de agosto de 2012

Beatriz Minichillo-Buenos Aires, Argentina/Agosto de 2012

Serenata deshilvanada

Cualquier noche
puede ser
un epitafio abandonado
en un cementerio parque
con tumbas
prolijamente coquetas
que albergan
a difuntos esmirriados
y de esmoquin.

Cualquier noche
puede ser una crisálida
con un feto de mariposa
que espera, confiado
su momento puntual.

También puede ser
un zapato plateado
olvidado por su dueña
y que ahora, reposa,
huérfano de su par,
sobre una caja vacía.

Y por qué no,
una palabra obscena
que dejó escapar
el exceso de un vino rancio.

Una noche cualquiera
puede ser
un paraguas abandonado,
como todo paraguas que se precie,
un trozo de pan mordido,
alguna decepción
que nadie quiere recoger,
el reflejo
de una ventana entreabierta.

Un maullido en si menor
que espanta la última gota
de un chubasco,
mientras los desperdicios
se alinean
para esperar su turno
de recolección.

En fin,
cualquier noche
puede ser un vagido,
un estertor,
un suspiro
colgando de la luna
en cuarto creciente
y también
una pesadilla.

Pero como todo mal
nu dura cien años,
la tierra puja tres veces
y un sol rojo berrea
sobre el hemisferio sur
mientras en el norte,
la luna
se acomoda en su cuna celeste.


                  Del libro "Puntos suspensivos"-La luna que-2007


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Cualquier noche...puede ser la adecuada para pasarse por este gran poema para deletrearlo plenamente...mientras...la luna se acomoda en su cuna celeste. Me ha encantado. Felicitaciones.

    Saludos

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  3. Qué bueno encontrarte por acá, Betty. Mi felicitación por el poema cuyo sentido siento compartir.
    Abrazo. Ricardo

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