Por eso
Teníamos tantas soledades.
La de los domingos
antes de la noche,
la soledad del tren
con todas las soledades apretadas,
la de los patios
a mitad del otoño
cuando ya nadie barre
las hojas ni las flores.
Teníamos la soledad
de la habitación de hospital
después del horario de visita,
la soledad del amor
después de los regalos,
la de los gatos olvidados
en los balcones,
la del dueño del gato
que olvidó al gato
que se fue tras una gata
olvidada en un balcón
por una señora sola
que tiene Alzheimer.
Teníamos las soledades
más inoportunas, más contradictorias
las soledades más revolucionarias
y contrarrevolucionarias.
Teníamos las soledades
más calladas.
A quién le extraña entonces
que nos hayamos ido.
Lograste decir la soledad sentida en hermosas palabras. felicitaciones
ResponderEliminarTeníamos la soledad acechando tras la oreja...y la descubrimos descrita de una manera especial en sus palabras...puede que a nadie le extrañe que nos hayamos ido...pero voveremos a pasearnos por sus letras. Le felicito. Buen poema.
ResponderEliminarValeria, sentir las soledades y las soledad de dos , es la mas hermosa de todas.
ResponderEliminarFelicitaciones
Abel Espil
Gracias por sus comentarios. La poesía nos une.
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