LA
GIOCONDA
El hambre se pasea en pata por mi ciudad . Los ómnibus ,
los subtes , los trenes , se niegan a querer llevarla a destino. Aducen
--siempre la culpa la tienen los otros---los políticos , los dirigentes
sindicales o los ciudadanos , que no le hemos dado pautas ni órdenes de
molificación .
Gregorio transporta en su mochila, las posibles y
plausibles soluciones para que el hambre en el mundo muera derrotado .
Los cerebros de los niños --- avisan desde Mendoza ,
Manhattan , o Praga----cuando el hambre aparece, detienen su crecimiento.
Gregorio insiste y dice que en su mochila tiene la
solución para todos los pueblos. No importa la idiosincrasia, ni la antigüedad,
ni el devenir futuro, aunque esté basado en un presente consolidado, fuerte y
estructurado.
Todos lo miramos y callamos , cada uno de los cinco
amigos, en el Bar de García.
Sabemos que el hambre no solo destruye el futuro de los
niños, sino que aún hay mucho más. Los pueblos se llenan de madres que caminan
junto a sus hombres y sus niños por los enormes basurales, buscando algo que
les apague la panza inflamada en llanto.
Sabemos que no duerme nadie esa noche ni la otra ni la
siguiente, porque el grito del hambre se disfraza de muchas maneras.
Sabemos que la indiferencia los rodea . Sabemos que hubo
y habrá gente como el padre Mujica o el Dr Albino, que son guerreros de
extrema lucha contra el hambre.
Gregorio nos dice hasta pronto ( que puede ser
mañana o dentro de tres meses) . Pedro pide nuevamente cuatro cafés .
Alberto se acomoda mejor , descubriendo que Gregorio
olvidó su mochila .
Sale en tres pasos a la calle , regresando con ella.
Ninguno de nosotros tenemos ni el celular ni el teléfono de tierra y nadie sabe
dónde vive Gregorio.
Nuestras miradas se cruzan y el acuerdo de los cuatro es
tácito . Alberto pone en el medio de la mesa la mochila Nos transmite lo
liviana que está . La miramos y es Alberto el que toma la iniciativa de
abrirla.
Hay una vieja lata de dulce de batata "La Gioconda" con un
amarillo papel que tiene una frase escrita con lápiz. Pedro
lee :
"AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO"
Abel: Justito como a mi me gusta: Social y crítico y con la magia "abeliana" de siempre. Nunca me termino de decidir si sos mejor narrador que poeta, o viceversa. Lo voy decidiendo cada vez que te leo. Hoy me inclino por el narrador. Mañana...Un abrazo. Marcos.
ResponderEliminarAbel: Muy buena y descarnada tu narración. Me toco, a todos nos rozan estas situaciones y nos cuesta sumergirnos en ellas. Un abrazo desde Neuquén. Eduardo
ResponderEliminarBreve, acertado,crudo y atrapante.
ResponderEliminarFinal dulce y doliente, con la conocida frase que se repite y no se comprende en toda su dimensión.
Me gustó mucho. Un abrazo. Cecilia
Felidades realmente majestuoso
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