AMANECÍ
Amanecí en el iris
de tus ojos,
anudando
evidencias en el
anaranjado ejido
de aquel viejo olmo,
las hojas
amarillentas arropaban el cariño
que se humedecía
en tus labios tersos.
Las pepitas de oro
bañaban
el arcón de la añoranza,
nutriendo la
insignia del candor
entre nítidos
grabados rojos,
perfilabas, el
amor en mi piel.
El salobre de mis
lágrimas,
es el bálsamo que
tú me regalas
en los atardeceres
del celestial otoño,
y entre
conjugaciones de verbos
derramas milagros
en las tempestades de mi esencia.
Las pestañas de mi
cuerpo se recreaban
en el cáliz de la
sensibilidad,
ensortijando
hebras en la cuna de la alianza
y enamorando el
candil de mis asolados días,
ahí estas tú,
cobijando mis entrañas.
Amanecí deshojando tus bellos poemas, impregnándome de una suave melodía que envolvía poco a poco mis más que rendidos sentidos.
ResponderEliminarCompañera de letras...mi admiración hacia tus letras...
ABrazos.
ResponderEliminarexcelentee!! bello poema, nos descubre tu gran riqueza interior que es capaz de esperanzarse.. a pesar de todo. me encantoo!! un abrazo