El día
que tocamos el alba
17/XI/72
Latiguillos de lluvia. Caricia húmeda.
La
Esperanza. La sangre derramada. Gritos clandestinos se
irguieron, aquella mañana desde el fondo arenoso del río.
En la
corriente oscura descubrí espacios floreados. Azul Prusia. Dentro de ellos
titilaba el rostro de una Mujer. La de los cabellos de trigo y la rebelión como bandera.
Corriente arrastradota. Vi jardines de fresias y junquillos .Ojos insondables en la senda del agua.
Como
ramas embozadas violamos la corriente arrastradora. Cómo héroes cotidianos
penetrábamos el agua.
Silbaban la
Marchita. Sonaba
chispeante. Lengua del Pueblo.
Empieza
un tiempo nuevo – decían algunos.
Los cadáveres
serán de azúcar, ahora- decían otros.
Se elevan
estrellas federales. Rojo. Fuego.
Olerán a gloria.
Silencio.
Estampidos.
Balas acribillaron la lluvia.
Escondida entre ellos, la
Sombra, sentada sobre una banca tallada en huesos,
afilaba su facón.
Silbaba bajito la Sombra. Chispas de
fogatas oscurecidas la apañaban.
Alto transitaban nubes- A deshora transitaban.
Subió alto la alegría del Pueblo.
La Rosa de los Vientos esparció semillas de alimento místico.
Tocamos el alba- pensábamos.
Regresamos lento. Sin darnos vuelta.
La Sombra afilaba cuchillos
verijeros. Dagas. Facones
No sentimos que nos marcaba con sus ojos.
Tarde era cuando del sueño la huesuda nos
despertó
De Mariposas Rojas
Mariposas Negras
El mar, siempre habla en sus olas
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