EL ADIÓS
Hoy, el tren se detuvo en la
estación del olvido,
postergabas las horas y examinabas
con tus lentes
el denso gris que silenciaba los
murmullos.
El húmedo viento apellida el bautizo
con tu partida, elaborando filamentos
en la calamidad de mi cálida índole.
El hallazgo de tus caricias se
evapora,
como el fluido que emerge de la nada
y aflora en la cima de la
serranía.
El eco, retrató al vacío alejando suaves
delicias,
de nuevo, se hizo dueño el letargo
y la insalubre soledad se inclino con
ironía.
El tiempo se burla del templo del alma,
y la cruz que me refugia es el regazo
para reanudar el infortinuo que me fue
asignado.
Silvia,
ResponderEliminarTriste, concreto...pero hermoso poema
Luis Siburu
luissiburu@hotmail.com
22.11.12