UN PEQUEÑO APELLIDADO…
¡Otra vez la misma historia! ¡No mijito! Usted
hoy se queda después de hora…
¿Y yo que hice seño? - preguntó el castigado.
Tiró un papel al suelo. ¿Se cree que no lo vi?
¡Ahí está! Mire. ¡Levántelo! Hoy sale diez minutos después que sus compañeros.
Ajuriagojeascoa era mi alumno preferido para
nombrar, retar, hacerle preguntas, pedirle que borrara el pizarrón.
Además de estar primero en la lista era el que
más quilombos hacía.
Así que ya sabe, Ajuriagojeascoa… Diez minutos
después. ¡Y mirando a la pared, Ajuriagojeascoa!
Me encantaba decirlo, repetirlo… me
atragantaba con la jota, la ge, otra vez con la jota y los diptongos que las
seguían…
¡Pobrecito el vasquito! Si se hubiera
apellidado Bo, Roa, Sá, se hubiera salvado de mis reprimendas. ¡Pero con ese apellido!
Ahora ya estoy jubilada. Vivo de los
recuerdos.
Hubo veces en que los apellidos eran débiles,
como faltos de vitaminas, anémicos, descoloridos, ingrávidos, como ser: Díaz,
García, Pérez…
Con la llegada de la inmigración asiática la
cosa se empezó a complicar.
Llegaron unos cuantos chinitos, vietnamitas,
coreanos.
Me guiaba por los apellidos. Los nombres, a
pesar de ser muy memoriosa jamás los pude asociar.
Todos me sonaban como si golpeara con una cuchara en una cacerola.
Salvo un año…
Recuerdo un vietnamita apellidado: Puh.
En la misma clase se anotó el coreanito: Toh.
Jamás los hice pasar al frente juntos. Para
colmo de males, ¡estaban uno tras otro en el listado! Cuando pasaba lista las
carcajadas se escuchaban desde la calle…Así que decidí anteponer el nombre a
los apellidos. Resultó: Shang Pu y Thon Tho. Quedó pasable.
Pero siempre me quedó ese gusto por
pronunciar los apellidos rimbombantes.
Cuando faltaban dos meses para jubilarme,
llegó otro pequeño de apellido dificilísimo. Pero…¡ya no me sentía con las
fuerzas de antes!
Adelanté los dos meses y decidí retirarme.
En ese tiempo, estrenaba una hermosa dentadura
postiza, resplandeciente, pareja. Y se me movía cuando hablaba. A veces sonaba
como castañuelas. ¡No la podía mantener quieta!
Tuve miedo que esos dientes blancos y perfectos se me engancharan con la
lengua al pronunciar: Lazarragaguebarraza.
Excelente y de una temática original.
ResponderEliminarFelicitaciones amiga.
Si yo tuviese alumnos con esos apellidos me daría un pasmo., a la velocidad que vamos...Muy bueno, Marta
ResponderEliminaresa es mi piba
ResponderEliminaryo