viernes, 23 de agosto de 2013

Lidia González-Buenos Aires, Argentina/Agosto de 2013

BALADA DE LA ANCIANA ENAMORADA


Ella era una anciana que comía sola
Cantaba, tejía, a ratos rezaba.
En la vieja casa, sin un descendiente
Entrevió una noche el fin del viaje

Oprimido el pecho, cruzando las calles,
harta de  morir la vida, o vivir la muerte,
lo hallo en la farmacia, reposado y serio,
de sus ojos grises se quedó cautiva.

Sin una pregunta, se puso en sus manos
Tres veces al día, junto a un vaso de agua,
Se oficiaba el rito, con una gragea
Que la sanaría…

El color volvió a su viejo rostro.
Estaba tan cerca, con cruzar la calle
y verlo tan guapo.

Firmó los papeles, en todo de acuerdo
con el boticario, con el escribano.
Y murió su muerte con una sonrisa, tan enamorada,
tan enamorada….


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