UN HOMBRE COMÚN
Trabajo de noche.Tengo la suerte
de que sea en mi casa.Vivo solo .Estoy separado desde hace veintiocho años. Con
Raquel nos queremos...nos vemos poco.Descubrimos algo inevitable.Podemos vivir
el uno sin el otro.En algunos aspectos nos admiramos y en otros somos
diametralmente opuestos.Por lo tanto no tenía sentido continuar.
Antes de seguir con el relato,
les cuento que tuvimos la suerte, en los cinco años de estar juntos, de
no haber tenido hijos.
Mi día comienza a las 15
horas.Mientras tomo unos mates, analizo el trabajo de la noche anterior. Antes
de ducharme, llamo a cada uno de mis colaboradores. Dice Daniela , que tengo
una proverbial actitud :
"de llamarlos todos los días
del año para romper los huevos o los ovarios". Es obvio que no perciben
que ellos son mis herramientas de trabajo. Si alguno se enferma, inmediatamente
le estoy llamando médico. Si por alguna salida importante, me comunican que no
pueden venir, yo les contesto que justo esa noche la paga era triple.
Mi trabajo lo reciben varios
países. Los que me contratan ,no aceptan justificativos si no entrego lo
comprometido en fecha.
En forma automática me
implementan intereses y punitorios.
El trabajo es muy rentable, pero
debo estar atento a algunas situaciones que pueden llegar a ser complicadas,
como es el caso de los impuestos nacionales y los internacionales.
Esther-- una antigua amiga---me
trae de Estados Unidos y de Europa ,todos los últimos elementos que contribuyen
al mejor desarrollo de mi trabajo. Espero que por largo tiempo pueda continuar
siendo azafata.
Mis amigos, con respecto a mi
profesión, viven haciéndome chistes .Mi opinión y en este caso es una
confesión, porque ya los considero lectores confidentes, es que ellos
envidian mi trabajo.Presupongo
todo lo que ellos sueñan o fantasean de mi vida personal. Creen que soy
mujeriego ,que además mezclo cada tanto mi relación íntima con algún hombre o
que mi despertar de todos los días es con una mujer distinta.
¡ Están tan equivocados ! Termino
siempre de trabajar muy cansado. Harto de ver mujeres y hombres desnudos.
Disculpen el olvido, debo
presentarme.
Me llamo Eduardo Carlos
Iparaguirre. Hace treinta y siete años que soy fotógrafo de pornografía.
3 de Julio de 2013
Abel: imagino que será lo mismo que trabajar en una confitería, al principio te llenás de cosas ricas pero, luego, no podés ni verlas. Eso no impide que la imaginación de los amigos, tenga rienda suelta.Ingenioso relato, como siempre, un abrazo de
ResponderEliminar`Qué desenlace! Te felicito por este cuento que va llevando al lector por un camino si se quiere lógico. lo que menos se piensa es que el protagonista se gana la vida de esa forma. Me encantó, felicitaciones amigo. Besos de Alicia.
ResponderEliminarAbel cuanto ingenio, cada vez superandote, felicitaciones Cariños
ResponderEliminarRita
Curiosa profesión la del personaje. Despierta la imaginación hasta el final y te da de frente cuando menos te lo esperás. Un buen relato y sobre todo original. Me encantó.
ResponderEliminarRaro y original relato. Con un toque de humor y remate inesperado. Una veta distinta para seguir explorando. Te felicito... y van...Marcos.
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