Vendrás con
alas desplumadas bajo un rebozo desteñido
En espera
temblorosa vendrán tus besos fragantes
a flores
rojas, helando el paso fatigado de la noche,
embalsamando
horas en el peso de lo incierto, en las sombras
despavoridas
de su pelo marchito
vendrás con
alas desplumadas bajo un rebozo desteñido
a su lecho
desnudo con boca de hoguera,
tapando su
memoria descocida
a cerrar sus
ojos secos, sus oídos anegados
a sellar el
hueco doliente de la existencia
vendrás a
esculpir la piedra primigenia en páramos
donde el
viento inmutable espera tu beso complaciente,
allá en un
lecho frío donde esa mujer levanta su frente ajada
y su sombra
se abraza a la muerte.
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