lunes, 20 de enero de 2014

Héctor Labonia-Miramar, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Enero de 2014

  EL AGUJERO EN LA PARED

Estaba encamado, en el sentido de que me hallaba en cama por un accidente que hizo que me rompiera las dos piernas y otros magullones como un fuerte golpe en la cabeza que me tuvo inconsciente durante varios días .
Y allí estaba, completamente quietas y colgadas la piernas, solo podía mover la cabeza y los brazos.
No tenía dolor por los calmantes que me aplicaban, pero estaba muy aburrido, tanto que solo observaba las paredes del cuarto , y lo que más me llamaba la atención, era un agujerito común, como esos del que se cuelgan los cuadros, pero este me sorprendía mucho, porque cada día era más grande, negro , bastante negro y el sitio donde estaba colocado..
No entraba casi  nadie a la habitación y tampoco se acercaba a ese lugar de la pared, cerca del techo.
Yo esperaba ver la luz del exterior, pero eso no pasaba, se agrandaba cada día más
y a pesar de eso no lograba ver luz- sabía que del otro lado, no había nada, sólo ,vacío- no comprendía eso, y me quedaba extasiado mirando al despertar, cuanto había crecido ese agujero que tomaba forma irregular.
Pensé que sería una visión y no quería preguntar nada, porque tenía temor de que lo tomaran como una queja y dejaran de atenderme correctamente.
Pasaban los días y cada vez más grande, tanto, que me daba miedo,-era algo muy raro- y crecía solamente en la oscuridad de la noche, cuando la luz se apagaba.
Me atemorizaba y no deseaba preguntar a nadie y tampoco tenía nada a mano, de como llegar a él y tocarlo o atravesarlo.
Me estaba desesperando, no me lo podía sacar de la mente, más que no tenía otra cosa que hacer.
Comencé a tirarle miguitas de pan endurecido, pero no le acertaba, así que me quedaba sin saber si pasaba para el otro lado o no.
Estaba asustado e intrigado, demasiado suspenso me enloquecía, y es entonces que tomé un vaso vacío, con la mano que movía mejor y se lo arrojé y tanta fue mi puntería, que le di justo en el centro , como cuando dicen :¡ Péguenle al negro ! Y yo le pegué al negro, y sucedió algo inesperado y ni pensado por mí, ni me había imaginado, que iba a suceder lo que pasó.
Al darle en el centro del agujero , en vez de caer revoque o lo que sea , se fue expandiendo cada vez más, con la diferencia de que se iba viendo la pared, que era blanca, o sea que se destacaba el color del muro y no se veía agujero alguno y si cosas negras que se desparramaban corriendo por la pared sin saber donde ir, y ahí
me di cuenta que eran… ¡ Hormigas negras ! Si,  hormigas, enormes, atraídas por una cucaracha muerta en la parte alta de la pared, y reaccioné de la forma más vulgar, soltando un insulto muy largo y de grueso calibre, por los malos momentos que me hicieron pasar.
¡ Qué me iba a imaginar  que podían ser hormigas negras ! La p…

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