Los ángeles que
yo conocí
¿Decíme, de qué ángeles me hablás ?
De esos que semejan niños en puntas de pie con sotanas
Que vagan por los cielos con velas blancas en las manos
Como protegiéndonos de las maldiciones negras del Diablo
Si, los he visto en bronce en una iglesia de Florencia
Dentro de inmensos cuadros del museo vaticano
En estampitas pequeñas de comuniones de Fiorito
En llaveros turísticos de algún comerciante otomano
Están los llamados de la Guarda, no estoy seguro si uno o
muchos
Ellos acompañan nuestra vida sin mostrarse, solo cuidando
Que cumplamos todo dentro de la regla, por la que fuimos
creados
Y vivamos en un mundo de paz, serenos como agua del lago
No dudo que los ángeles existan, aunque no los vi volar a mi lado
Mientras, vivo preocupado
por otros seres sin alas, sin futuro, sin pasado,
vestidos siempre de
guardapolvo blanco/
Individuos que yo conocí, cuando estuve internado, y rara vez
me fueron
presentados/
Junto a mi lecho de parálisis, dolores, insomnio ,
desesperanza, arcadas,
ellos
estuvieron/
Sin crucifijos, colores, aureolas, rezos, nombre y
apellido, pero
fundamentalmente, sin lástima/
Respetando mi enfermedad,
lágrimas, diarreas y las tremendas ganas
de decir basta/
Cuando me fui de alta vino uno de ellos en nombre de todos y
me abrazó
Al salir del Pirovano,
mi hijo me dijo que el hombre se llamaba Ángel
Casualidad o un milagro. Tenía asumido que nunca en mi vida
los conocería.
Es más, hasta llegué a pensar que
eran los enfermeros/
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