LA JAULITA
Se vio rodeada de flores. Gardenias, rosas, dalias, petunias, begonias,
lilas, claveles, violetas. Sentía el
perfume que horadaba sus sienes, y gozaba rozándolas al pasar.
La noche, la luz de la luna, era el
emblema de ese encanto. Así disfrutaba un día tras otro.
Pero sucede que sobre la pared que
no daba a los pimpollos apareció una preciosa y pequeña jaulita. Tan pequeña
que parecía de juguete.
Permaneció varias jornadas con su
puertita abierta. Cuando ya había dejado de observarla, se produjo un ruido
suave seguido de un aletear, para terminar en un silencio penetrante.
Entonces corrió a ver que pasaba.
Y vio a un hermoso pajarito amarillo
dentro de ella, mientras la puertita quedó cerrada. Al observar la
desesperación del ave pensó en cómo liberarlo.
Se subió a una silla cercana a la
pared y trató infructuosamente de
abrirla. Con tanto movimiento la jaulita terminó cayendo. Desparramado
en el suelo su habitante no daba señales de vida.
De pronto apareció Romina, quien
escoba en mano trataba de alcanzarla- Mientras la golpeaba gritaba: Gata del
demonio, mira lo que hiciste.
Hoy deambula por esas calles grises
y oscuras, recordando el aroma de las flores y preguntándose De qué me sirvió el ser tan fiel?
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