Francisco Alberto Chiroleu:
sus respuestas y poemas
Entrevista realizada por
Rolando Revagliatti
Francisco Alberto Chiroleu nació el 27 de marzo de 1950 en Rosario (ciudad
en la que reside), provincia de Santa Fe, la Argentina. Es
Maestro Normal Nacional, Maestro de Música, creativo publicitario, webmaster,
fotógrafo, redactor independiente. Desde 1980 se desempeña como editor no
lineal y soporte técnico en Canal 5 de la empresa Telefé. Es secretario de
actas de SATSAID (Sindicato Argentino de Televisión) en la seccional de su
ciudad. Entre 1971 y 1976 editó la revista “El Vidente Ciego” (nueve números).
En esos años participó en diversas actividades culturales, así como en cuatro
festivales de poesía en la ciudad de Villa Dolores, provincia de Córdoba. Fue
jurado en concursos y disertante en mesas redondas articuladas a partir de
temas afines al universo poético. En 1981-1982 coordinó la sección literaria de
la publicación “Todo Río” y en 1982-1983
de “Lo Mejor de Rosario y su Gente”. Colaboró en diarios y revistas del
país y del extranjero y parte de su quehacer se tradujo al italiano y al
catalán. Participó en el Dossier Roberto
J. Santoro (Nº 20 de “El Colectivo”, Paraná, provincia de Entre Ríos, 2008). En
2003 su relato documental “Carrera contra el destino” fue seleccionado por el
Movimiento Argentino de Documentalistas en el certamen “Rodolfo Walsh”,
publicado en “Escritos documentales” en 2004 y presentado en la ciudad
de Buenos Aires y en Rosario (en ocasión del “Congreso de las Lenguas”). Es miembro
de la Sociedad
de Escritoras y Escritores de la
Argentina y de la Asociación de Poetas Argentinos. En
reconocimiento a su trayectoria, el 22 de noviembre de 2011 le fue otorgado por
COSITMECOS (Confederación Sindical de Trabajadores de los Medios de Comunicación
Social de la
República Argentina) el Premio “Alberto Olmedo”. En 1974 se
edita el volumen antológico (1969-1974) “El reloj de humo”; dos años
después su poemario “Memorias de la estación de las lluvias”; y en 2011,
“Blues del desarmadero”.
1 — Acaso pudiéramos comenzar este reportaje con tu trasmisión de
cómo estuvo conformada tu familia nuclear, de qué visión tenés, Francisco, de
tu niñez y adolescencia, de tu formación docente, de tus derivas laborales, de
tus búsquedas artísticas, de tus logros y vicisitudes en las diversas áreas, de
tus compromisos a través del tiempo, de tu actualidad.
FCH — Bueno, podríamos
decir que tres de mis abuelos eran piamonteses y el paterno, francés. Esa
sensación de extranjeridad, de no estar ni aquí ni allá fue un poco la
constante de la familia. Mis padres eran gente de “trabajo” que se desvivieron
para que a mis dos hermanas y a mí no nos faltaran ni educación ni las cosas
elementales. Siempre me incliné por lo técnico y electrónico, pero el mandato
familiar prevaleció y terminé de maestro normal; y de piano, teoría y solfeo
(como se decía en esa época): de hecho, estuve trabajando tres años de maestro
de música en una escuela de extramuros. Comencé medicina y psicología pero no
las seguí, siempre la vida planteaba alguna excusa. Paralelamente empezaba a
desarrollar esa relación tan extraña con la palabra y con las imágenes que se
esconden tras sus infinitas combinaciones. Es decir, leer todo lo que pasaba
por mis manos y tratar de expresar un montón de ideas con lo escrito. Primero
había conseguido un puesto en Sanidad Municipal, sección vacunas, donde estuve
siete años. El sueldo era ínfimo, pero me permitía vivir la “bohemia” de esa
época. De ahí salté a la etapa de
maestro, después fui cuentapropista y terminé hace mas de treinta años
ingresando al actual trabajo. En honor a la verdad, ingresé como “creativo
publicitario”. Puedo decir que viví del “verso” durante mucho tiempo, hasta que
migré al área informática en la que me muevo bastante bien.
En medio de todo esto estuvo el proyecto de “El Vidente Ciego” y el
vendaval de un mundo que podría haber cambiado. El golpe cívico-militar de 1976
se encargó de eliminar todo atisbo de inteligencia. Cualquier persona que
pensaba era peligrosa. Allí empezó una etapa de muertes, desapariciones y el
exilio para otros, los mas afortunados. Otros padecimos el exilio interior…
Desarticuló nuestra generación. Juan Carlos Higa, Santoro, Haroldo Conti entre
otros colegas, fueron secuestrados y desaparecidos. Las derrotas se superan,
los amigos perdidos, no…; para colmo, hace unos años me enteré de la muerte de
Tito Gigli, otro entrañable —un poeta enorme—. A pesar de todo, con mi pequeño
aporte siento que hice numerosos amigos (entre los que te cuento) con los que
compartir esta tarea.
En mi actual trabajo comencé a desarrollar una actividad sindical en la
que hay un fuerte compromiso. Entre todas las actividades me hago un tiempo
para lo que realmente me gusta —jugar con las palabras—, trabajar en la web, y
a veces sigo buceando como antes en ese interminable viaje hasta el final de la
noche.
2 — Es consultando el volumen “30 años de revistas literarias
argentinas” (1960-1989), cuyo autor es el fallecido investigador de estos
temas, José M. Otero, que me entero de que, entre otros, se han difundido en
“El Vidente Ciego” a María del Carmen Vitullo, Homero Manzi, Amaro Nay, Enrique
D. Záttara, Fernando M. Martínez, Juan Carlos Higa y Eduardo A. Vergara.
FCH — El proyecto del
Vidente motivó que un grupo de jóvenes entusiastas nos reuniéramos a discutir y
analizar poesía. Todos estábamos empezando. Fue una satisfacción que Záttara,
Vedovaldi y Vitullo fueran colaboradores. No puedo dejar de mencionar al
periodista Zoilo García Quiroga, que aportaba no sólo sus poemas sino su
experiencia en los medios gráficos. Tito Gigli trasmitía su vasta cultura.
También Rubén Sevlever, Alberto Luis Ponzo, Martha Isa y muchos más pasaron por
nuestro proyecto. Sin olvidar el lado audiovisual: “El Vidente Ciego Cuenta” y
“Aries la espalda llena de luces”, nuestro segundo proyecto en el cual nada
menos que Daniel Querol interpretó los textos y que fue pasado durante bastante
tiempo en “La Sala
de Bolsillo”, además de la
Galería “Meridiana” en tu ciudad —toda una aventura—.
Combinábamos las presentaciones con poemas ilustrados, cantautores locales y
hasta proyecciones de cine español de vanguardia.
Estaban los viajes a los encuentros de escritores (Villa Dolores) y las
participaciones
en los mismos. Presentamos en Rosario el último
número de la Revista
“Barrilete” con sus autores y todo en “La Pequeña Muestra”
del poeta Armando Raúl Santillán, que siempre colaboraba con la “causa”. El
artista plástico Aldo Ciccione (Chacal) nos acompañó en nuestra última etapa.
Publicamos y difundimos cuatro libros y
numerosas plaquetas y separatas. Por un tema de costos la imprenta siempre
estuvo lejana. Cuando pretendimos cambiar de soporte, ya el mundo se caía a
pedazos y nosotros con él.
La experiencia llegó un poco tarde, pero
dicen que al hecho consumado nunca hay que negarlo. He notado con sorpresa que
siempre hay gente que se acuerda cálidamente del Vidente, parece que tan malo
no ha sido el intento. Celebro la mención en el estudio de Otero. La gente de la Revista “Amaru” también ha
hecho lo propio en otro artículo.
3 — Fuiste incluido en la antología “El verbo descerrajado”.
FCH — En el año 2005, a través de www.poetasdelmundo.com
recibí la noticia de que se estaba seleccionando material poético para apoyar
la resistencia de un grupo de presos políticos chilenos, que había iniciado una
huelga de hambre en la Cárcel
de Alta Seguridad, pidiendo por su libertad. Eso había sucedido
durante el primer gobierno democrático post Pinochet. Poetas del Mundo es otra
de las experiencias que comparto; es un movimiento internacional que nuclea a
numerosos “trabajadores de la palabra” alrededor de postulados universales como
la paz, la libertad y el respeto entre los pueblos. El material fue publicado
por Ediciones Apostrophes en Santiago de
Chile, compilado por Luis Arias Manzo. Una excelente edición. Por lo que sé la
distribución fue un éxito, tuve que esperar una reedición para poder conseguir
otros ejemplares. En estos momentos habría que pedirlo a la editorial o
consultar a los sitios de venta on-line en internet que lo tengan. Participaron
más de ochenta poetas de la
Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Nicaragua, España, Portugal,
entre otros países. Desconozco si existe una versión en PDF.
4 — “Carrera contra el destino”, relato documental: he aquí una obra que
también estaría bueno que nos la “muestres”.
FCH — Cuando en 1975
desapareció por primera vez Juan Carlos Higa, yo estaba a la sazón en tu
ciudad, con Santoro, Humberto Costantini, Vicente Zito Lema, Conti, etc.:
teníamos una reunión con gente de Cultura. Al pasar el tiempo y no encontrarlo,
primó la solidaridad y se organizaron diversas búsquedas, hubo falsos datos,
dinero dado a informantes… A mí me tocó ir con Haroldo es su auto hacia uno de
esos supuestos contactos. Como él no veía bien o tenía la vista cansada, no
recuerdo bien, me pedía que lo guiara. Imaginate la situación —un ciego guiando
a otro ciego—, yo no conocía los lugares. Le informaba lo que veía, pero no
sabía hacia donde íbamos y él me contaba de sus viajes y el río. Pero llegamos
a buen puerto. Hubo después otros eventos, una mujer, golpes de la vida y un
final triste. De eso se nutrió “Carrera
contra el destino”; se fue armando como antídoto contra el olvido. Y cuando el
Movimiento de Documentalistas convocó en 2003 al “Primer Concurso Internacional
de Escritos Documentales Rodolfo Walsh” y vi las bases, no lo dudé. Cuando
empecé a darle forma salió casi de un tirón. Después vinieron las correcciones.
Pero me gusta como quedó. “Escritos documentales” fue publicado en 2004
y allí figura junto a otros quince relatos finalistas. Nunca fue un “cuento”;
es un relato documental, con sus verdades y sus ficciones, pero es mi pequeño
homenaje a Haroldo Conti. De paso te cuento que siempre conservé como una
reliquia un trozo de la carta escrita a máquina y firmada, en la que él me
autorizaba a usar una cita de su cuento “Tristezas de la Otra Banda” para un
epígrafe de uno de mis libros.
5 — En “Preliminares de un juego canibalístico”, título del prólogo
que el poeta santafesino Rubén Vedovaldi concibiera para tu último poemario,
afirma: “Entro a estas páginas con las resistencias de quien tiene que ir a
la morgue a reconocer cadáveres queridos.”
Para quienes no han entrado a esas páginas: ¿por qué Blues, por qué
Desarmadero? ¿Por qué esas ilustraciones (técnicas mixtas) en tapa e interior
creadas por Bruno Chiroleu? ¿Por qué una de las citas que constan en la página
5, tomada de “El siglo de las luces” de Alejo Carpentier, expresa que “Hay
épocas hechas para diezmar los rebaños, confundir las lenguas y dispersar las
tribus”?
FCH — Cuando le
encargué a mi hijo Bruno que me ilustrara el poema “Blues del Desarmadero”, no
sabía que allí se iba a terminar de armar el libro. No le sugerí nada, tenía
total independencia para desarrollar su trabajo. (Te aclaro que hace tiempo que es historietista y tiene su
propio proyecto editorial, “Términus”, que ya va por el quinto número). Cuando
me mostró el resultado entendí que ésa sería la tapa del libro. El desarmadero
puede ser la metáfora siniestra de un país que se devoró a lo mejor de su
futuro. Sus hijos…. También el rebaño es eso, un grupo, una clase, una
generación. Los que no pueden elegir. Los que no pueden levantar la cabeza y
solo les queda aceptar una muerte o un escape a otro prado.
El querido prologuista entró a las paginas del “Blues…” sabiendo
que iba encontrar cadáveres. Su interpretación en perfecta: nadie quiere entrar
a una morgue, pero alguien tiene que hacerlo, es de cristiano el cerrarle los
ojos al compañero muerto y efectuar ese ritual —si se puede— del último saludo.
El libro se fue gestando a través de los años de silencio; la selección final y
los retoques obsesivos permitieron armar en menos de una semana el “muestrario
de atrocidades”. Entiendo, soy conciente de que a mucha gente le molesta esa
temática. Tengo la sensación de que hacen como que no saben de qué se habla,
pero sí, se irritan y algo se les remueve en sus pequeños mundos de falso
confort. Pero tenía que hacerlo. Por mis amigos, por el recuerdo de mis amigos,
como testimonio de una época. Por el recuerdo de los ideales perdidos. Por todo
eso.
6 — ¿Tenés en lista de espera otros poemarios, o inéditos en algún
otro género? ¿Y qué libros, o qué autores, tenés en lista de espera para ser
leídos?
FCH — Estoy embarcado en el proyecto de Libros
Fractales que organiza Rubén Eduardo
Gómez en sus ediciones patagónicas de “Vela al Viento”. El mío sería el libro
décimo segundo. Ya tengo casi todos los poemas y la duda es el armado temático.
Estoy trabajando otros materiales con los cuales terminaría otro para este
año. Y ando concluyendo una especie de novela policial, que como diría
Reynaldo Sietecase, es un género que lo permite todo.
Siempre he leído y leo en cualquier circunstancia. Me adapté a hacerlo
desde la pantalla, lo que me da un margen extra. Aunque me fascina el sustrato
“libro” y creo que moriré con él. Estoy leyendo el volumen tres de la
correspondencia de Cortázar. Releyendo “Fragmentos de un discurso
amoroso” de Roland Barthes, junto al
manual del Photoshop Cloud, un clásico de la gráfica. Y ahora me reencontré
con “El lugar” de Mario Levrero.
En lista de espera por tercera vez, José Lezama
Lima y su “Paradiso” y la edición bilingüe de la poesía completa de Walt
Whitman.
7 — ¿Qué es un poema?... ¿En qué consiste la vivencia poética?
FCH — No sé si alguien
lo dijo o lo imaginé…: “hacemos poesía por lo que nos falta”;
siempre pensé de esa forma, desde el momento en que el mundo puede ordenarse
mágicamente. Como que todo es posible dentro del poema, siempre por obra y
gracia de la palabra. Es un cable a tierra donde no siempre lo que se dice es
lo que se quiere decir. Aunque un verso mejora al otro, lo complementa, lo
completa. Muchas veces he leído en público, tímidamente, un poema mío y
de pronto los gestos humanos de los que escuchan me revelan que una imagen
llegó, que ese instante que se congeló en el poema fue entendido. Que todavía
se puede compartir algo, a pesar del tiempo.
Hay algunos que salieron “redondos”, se gestaron así y no se tocaron. Y
gustan y ME gustan.
8 — Es de un ensayo sobre poesía que sustraigo de un párrafo “la
visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el
sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la
muerte, el azar, el desajuste”. ¿Cómo reordenarías a tu gusto, parcial o
totalmente, esta serie? Y puede ser más de un reordenamiento.
FCH — Las miniaturas, la visión, el bosque, el
sacrificio, el sufrimiento, el desajuste, la ciudad, la danza, el azar, la
autenticidad, el pensamiento, la lengua, la muerte.
La ciudad, el bosque, las miniaturas, el azar, el desajuste, la visión,
la danza, el sufrimiento, el pensamiento, la lengua, la autenticidad, la
muerte.
Estos elementos dan como para un relato breve: “En el bosque de las
miniaturas, la única visión de la autenticidad era la muerte. El sacrificio en
la ceremonia impedía el pensamiento. En la ciudad solo el azar y el desajuste
eran los aliados de la lengua…”: salió medio borgiano.
9 — ¿Qué es más importante en poesía, suscitar
imágenes o conseguir cadencias musicales?
FCH — Hablo por mí, me encanta el proceso
de creación, si es que se puede crear algo todavía. El armado y la
combinación de las palabras para que la imagen sea justa. O al revés, darle
forma a esa imagen que apareció de pronto sobre la hoja en blanco, o en la
pantalla. El armado de las imágenes inevitablemente lleva a una cadencia
musical, si entendemos como que hay todo un hilo musical que atraviesa las
palabras, sube y baja en escalas y que cierra todo ese desarrollo con un acorde
perfecto (si aparece). Gaston
Bachelard decía: “Se renueva el sueño de un soñador en la contemplación de
una llama solitaria”; y el soñador se introduce en el mundo de los poetas.
Y la poesía es y no es un sueño. Es un suicida que no se mata porque la muerte
existe (Cioran dixit). Es un ser que hay que cuidar, acompañar, sentir; es algo
más que el amor, es algo más que un todo perfecto.
10 — ¿Cuál debe ser la postura del
escritor ante la injusticia de una situación política?
FCH — El escritor hace su trabajo en la
soledad. El mundo exterior a veces lo golpea y entonces es que reacciona. De
cualquier forma lo único que tenemos es la palabra y con ella hay que moverse.
La contradicción entre obra y acción ha llenado bibliotecas. Desde que Jean
Paul Sartre sentenció “De qué sirve la literatura en un mundo que tiene
hambre…”, corrió mucha tinta y mucha sangre. Una cosa es lo que se pueda
hacer como escritor y otra como ciudadano. El hombre en su tiempo es algo que
hay que contemplar porque de alguna forma también condiciona la obra. Y ante la
injusticia nos queda la denuncia, la difusión, la organización. Por ejemplo
ahora, el crimen y la injusticia siguen asesinando al pueblo palestino.
11 — ¿Te sentís
identificado con una generación literaria? ¿Qué opinás de la poesía de tu
generación?
FCH — Tengo dos identificaciones
“mortales”: el surrealismo y la Beat Generation.
Sin olvidar los clásicos Pablo
Neruda, Amado Nervo, Gustavo Adolfo Bécquer, César Vallejo… El inmenso Raúl
González Tuñón. Paul Eluard, Charles Bukowski, Gregory Corso, Lawrence
Ferlinghetti, Allen Ginsberg… En cuanto a “mi generación”, reconozco la obra de
Eduardo Dalter, Amaro Nay, Jorge Boccanera, Alejandro Schmidt, Guillermo
Ibáñez, Celia Fontán, Gustavo Tissoco, María Teresa Andruetto, Rubén Vedovaldi,
Lina Caffarello, la tuya, por supuesto. Todos con sus luces y sombras. Se me
escapan ahora un montón de nombres que aportaron lo suyo a esta odisea terrestre.
12 — ¿Qué agrupamientos de poetas
de Rosario, de las últimas seis décadas,
podrías rememorar para nosotros?
FCH — ¡Ay!, es complicado… “El Lagrimal Trifurca” de
los Gandolfo (padre e hijo, Francisco y Elvio), que marcó un parámetro de
calidad cultural. Estaba “Runa”, dirigida por
Guillermo Ibáñez, que más tarde iba a generar “Poesía de Rosario”,
publicación que sigue activa. “La
Ventana” de Orlando Calgaro, que devenida en editorial
destacó por su labor entre los 60 y 70. “Juglaría”, con el recordado Reynaldo
Uribe. Ediciones “Ciudad Gótica”, con su más que interesante revista. Sin
olvidar lo que fue el proyecto de la Biblioteca Constancio
C. Vigil con su editorial.
*
Francisco Alberto Chiroleu
selecciona poemas de su autoría para acompañar esta entrevista:
POEMA 10
(al gorrión)
Sabés ese es el problema
cuando se toma agua
de un pozo en la noche estrellada
Se tragan algunas estrellas
y duelen
Caminan por el cuerpo
se clavan en el corazón
salen por los ojos
brillan en la boina
(también hay otras tiernas cuando me miras y te
miro)
Y entonces no importa
que la mesa tenga tres patas
si querés hacer un barco de azúcar
que navegue en un mar de café
aunque la gente haga ruido
y vos tomés una ginebra y te marees
marinera en tierra
y las estrellas se
mareen también
Y al final sos una mezcla rara
de estrellas con ginebra
que se agitan
ríen
hablan
brillan
y suenan...
( De “El reloj de humo”)
*
CHANI
¿En qué rincón olvidé el brillo de
tus ojos
y la ternura del beso clandestino?
¿En qué veleta el viento de la
historia
señaló ese primero de Mayo
en que nos vimos frente a frente,
en la ciudad extraña y sus
lloviznas,
por esas raras paradojas de los
trenes?
Entre tanto desamparo tu mano
fue el único puerto conocido
Esa vez fuimos dos/tal vez uno
solo vos y yo podríamos decir qué
Tu pequeño nombre se dibuja entre
mis sueños
busco rastros de tus cabellos
cortos/
encuentro paisajes desolados
La risa de ayer es un grito
vacío/tu mundo convertido/
en andenes sucios/miseria
suburbana/
con sicarios de la muerte en todas
las plazas
No me queda nada por llorar/ni piel
que recordar/
acudo al rincón de mi cerebro/donde
siempre estás
No sirve
Es inútil hablar con las paredes
Recrear una ceremonia nocturna de
adioses/
Negar por tercera vez una certeza/
que se ha vuelto tan real como tu ausencia.
(de “Blues del desarmadero”)
*
El notario
Salta los charcos
bajo la lluvia de febrero
Lleva la historia de su vida
bajo el brazo izquierdo
Febril manuscrito
de noches sin sueño
Hojas numeradas,
cientos de papeles
Pesados testigos
de una inexistente vida exterior
No sabe porqué
la lluvia no lo moja
ni humedece su doloroso tesoro
Pasa entre las gotas
sin involucrarse con ellas
Como su corazón
que de tanto equivocarse
despertó una mañana
en otro pecho.
(De “Ceremonia’s”- inédito)
*
“Jack The Ripper”
Jack
artesano incomprendido
Entre niebla y ladillas
en los bajos fondos del deseo
Las chicas de la vida
extrañan
tu visita inesperada.
(de “Ceremonia’s”- inédito)
*
Ceremonia Secreta
En el viejo café
hormigas alborotadas
alimentadas con trozos de piel
Silbando aires de Mingus
Diarios fotografiando peces
impregnados de venenos industriales
Nadie recordaba
el barco perdido del almirante Cook
Tu índice recorría
el borde de mis labios
El deseo nos llevaba
a una zona defoliada
Tu piel
interminable
leyenda
La brevedad de una rosa negra
sumergida
en oxígeno líquido.
(de “Ceremonia’s” –inédito)
*
Réquiem por Polosecki
La diesel ligera avanza
en el mediodía
de la estación de Santos Lugares
En la noche del hombre
que había visto demasiadas cosas
A ese hombre
al que ya no le cabía ni siquiera su nombre
Había visto su pesadilla una y otra vez
en los ojos de sus entrevistados
los ignorados/marginados/usados
/deshechos del sistema
Ellos también tuvieron su instante de gloria
mientras el grababa en su cabeza esas historias
Las manchas de sangre en las ruedas motrices
de la locomotora se van secando lentamente
Se desvanece una ilusión de vida
en el otro lado del espejo
Molesto testigo del sistema
el periodista rubricó su mejor reportaje
Sus verdaderos compañeros de ruta
murieron con él ese fatídico 3 de diciembre.
(Inédito)
*
Entrevista realizada a través
del correo electrónico: Ciudades de Rosario y Buenos Aires, distantes entre sí
unos 300 kilómetros,
Francisco Alberto Chiroleu y Rolando Revagliatti.
*
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