viernes, 19 de febrero de 2016

Ignacio Castellanos-Asturias, España/Febrero de 2016



Cuatro reinos hay en el valle

Oh, palacio del recuerdo, asentado en lo alto de tu ventoso valle,
Sientes como el mudo susurro de un hada, barrido por el viento del norte,
Se vuelve lluvia, resbalando en cálidas cascadas,
Por tu piel verde, hasta el lejano lago interior,
Gotas del ayer, convertidas en lágrimas vertidas,
Por las hadas del amanecer.

Brumoso y solitario lago del reino interior,
Ves partir a tus hijos; llevan brazos y cuellos,
Adornados con cabellos verdes del valle;
Inmortales en su dicha, cantan mientras recogen,
Lágrimas del amanecer;
Más allá del reino primaveral, donde su morada se pierde en el recuerdo,
Pues su tierra carece de fronteras, murallas o feudo,
No así de flores y verdes ramas entrelazadas como amantes,
Dedicados al placer de existir el uno por el otro.

Música del reino de las lámparas,
Tu clara melodía, hizo del sueño, un lugar cálido en el que poder paladear,
La comida sencilla de las gentes del valle.

Oh, Hadas sagradas, vuestro dulce murmurar, aún permanece en la brisa estival,
El sauce, degusta su alimento en el marjal,
Los solemnes castaños, meditan sobre los días antiguos,
No hay alma privada de calor en el hogar,
Que a su reino desee retornar.

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