viernes, 20 de mayo de 2016

Julieta Dobles-Costa Rica/Mayo de 2016



                                                LUNARIDADES
A la luna, embozada en la sombra
entre nube y tiniebla,
la han mordido los días.
Y se ve enorme, chata,
sobreviviente cíclica
en alguna quimera.

Yo me muevo con ella,
mujer al fin, librada ya
de ciclos y de esperas,
entera aún para mí misma,
libre y dueña de afecto y soledades.

Cuando niña creía
que yo sería completa
si era en otro.
Y el temor de no hallarlo
 marcaba mis andanzas
y oscurecía mis velas.

Hoy sé, como la luna,
moverme libre, entre tiniebla y noche
aunque los días parezcan devorarme.

Poseo el saber de antiguas hechiceras,
siento el placer de sembradoras viejas,
cultivo la palabra y sus pasiones,
tengo hijos como puertas, siempre abiertos
 a la recíproca fascinación,
sufro de amores que parten y regresan
a puertos que la noche traza y borra,
como sólo ella sabe amar, distinto.

Y esa luz reflejada,
que es la luz de los otros,
me  aparece en el rostro
cuando te estoy amando.
Luna al fin,
donde planto este humano esplendor,
en busca de palabras que descubran
ese misterio incierto
del alma que devela sus lumbres y pasiones,
donde, a salvo de solares espejismos
estamos tú yo, de cara al universo,
que nos crea y  que nos borra,
interminablemente.


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