viernes, 20 de mayo de 2016

Orietta Domìnguez-Cuba/Mayo de 2016



Última toma


Blanco y negro
tiñen mi lente
mientras besa el torso de una mujer.
La mansión está vacía
las paredes se agrietan
Y ella iluminada por la blancura de su piel
está sola,
entre lo sucio…
Sola
con la admiración de su cuerpo.
A esa mujer
no le importa la perfección de su ombligo
ni el rostro que esconde.
Le basta su desnudez
de sombras y luces.
Su vida es como
unsedimento muy viejo
en una taza de café[1].

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