MOMENTOS
Escribo sobre lo que no entiendo ni entenderé
en la cabecera de esta mesa de sillas
vacías
arrullado por el lánguido resollar del
violoncelo,
la suave queja de los gatos,
el áspero placer del vino tinto
y
el aroma del café recién molido.
La insondable expresión de los felinos,
tras los vidrios,
refleja la incógnita que ellos
materializan
en
suaves lamidas, cortas e inconclusas,
solitarias o compartidas, los unos a los
otros.
Ahora, la orquesta expulsa el violoncelo,
pero éste crece y retoma el predominio.
Tras los vidrios, el limonero puja por
entrar,
pero sólo entrarán sus frutos
para sazón del pescado.
En sigilosa procesión, los gatos
encuentran su bebida
en la verdosa pileta invernal
y con rítmicos y pulcros lengüetazos
sacian su rústica sed.
Yo bebo el agua preparatoria para
degustar el buen vino.
El violoncelo ataca un fortísimo que
inicia el tercer movimiento.
Los gatos regresan a su misteriosa
permanencia en el alféizar.
El aroma del café se transforma en fragante
infusión.
Ignoro cuántos momentos restarán.
Aroma, sabor, placer, sentimiento, soledad y un conmovido final.
ResponderEliminarUn buenísimo poema Carlos, me encantó !!! beso Josefina