martes, 21 de junio de 2016

Miguel Amilachwari-España/Junio de 2016



AMORES  TRAIDORES                           
-Eh!  -Las botellas de< guarapita>… yà las traje! – vociferaba la , último amor del , conocido como la .  –La bebida està fría…  a tomar muchachos…!
Repartìa las botellas entre los àvidos hombres  del clan;  todos se apuntaban.
 –Ya lleguè… -Dònde estàs mi rey…! – modulaba su voz la seductora figura mientras entraba  con provocadoras zancadas cual odalisca. –Què bien…ya estamos sòlos… serè toda tuya…! – desarmaba con sus intencionales gemidos y voluptuosidades al  desconfiado pran.
La se derretía por ella.
-Por aquí…reina...! -Mi caramelo! – respondia presuroso el encandilado enamorado.  Desbordaba  pasión para saciar  sus instintos.
-Ya voy… te darè lo tuyo…! – insistìa la muchacha,a sabiendas que manejaba a su antojo al hipnotizado sujeto.  –Toma la< guarapita>… yo la preparè…! – le obsequiaba con una taza  de café, de las grandes, repleta del turbio lìquido.
La era un individuo de 45 años; purgaba pena máxima por  una decena de homicidios.  Temerario, no vacilaba en empuñar un arma para eliminar a sus enemigos; se había labrado la jefatura del penal, gobernaba sobre todo.  El segundo de a bordo , Tobìas, alias   , preso por asesinato y actos lascivos contra una menor, era el segundo .  A las 11 de la noche la estaba en  LA CUEVA, área dentro de la cárcel donde vivía como cuartel personal, no penetraban allì los guardias o la autoridad judicial;  eran sus dominios.  Allì celebraban desde hacìa dos días, en compañía de camaradas y mujeres, una de ellas,  .  La noche anterior –contaba uno de los recluidos- habían contratado mariachis y lanzaron ráfagas de disparos al aire. La fiesta fuè para largo.  se había ganado la confianza del mayor, no le costò mucho, a pesar de las escasas semanas de  amorìos;  el hombre estaba emperrado con ella, volcaba su pasión complacièndola en sus caprichos; se comportaba como un adolescente enamorado. Confiaron los miembros del clan para que la chica  preparara  el aguardiente, una fòrmula casera; ni corta ni perezosa la hábil cocinera trajo varias botellas; había suficiente para todos.  Se presentaba la madrugada apacible;  la pareja de novios  se extasiaba con sus escarceos carnales en la CUEVA, mientras  los   y el custodiaban  las cercanías.  Bebieron todas las botellas del preparado alcohòlico;  aùn sin dormirse o perder las habilidades  se sentían bajo los suaves y embriagantes  efectos de la bebida.  La febril pareja se sumìan en sus amores, se oían los gemidos de la cortesana, en hábil artimaña para despertar el orgasmo del  jefe y la lujuria  de los secuaces como testigos.
-Coño!- Què bien la pasa el   jefe…!  -Què mujer…!- comentaban los vigilantes  del .
-Cuidado con las ganas…! – sentenciaba el , tratando de mantener la custodia.
Habìa un silencio  tan sòlo  transgredido por los agudos cantos  de los grillos.  Los de la   fumaban  espantando el  insolente desgano.
Pasò cierto tiempo…
-Mi Rey…!  Mi  Rey…!  Hay algo en el  patio… me  asusta…! -  se sobresaltò la  ardiente  amante. Bruscamente se apartò de la para generar un dramatismo.
-No  oì nada…!- respondió la , contrariado con el bajòn carnal provocado por  los  testimonios  de la compañera.
-No sè…  puede haber algo…  quièn sabe…muchos te envidian …! – insinuaba la mujer para inquietar al mayor. –No te puedes descuidar…!- sentenciò.
Coño…mujer…!    y  tus miedos…! – finalizò el hombre, colocándose los pantalones.
Saliò la con sus hombres al patio; los luceros iban armados.  Revisaron por encima, no había nada extraño, de regreso iban pasando por un sector bautizado como , aunque allì no funcionaba nada de salud.  El tercer pran del penal, Cubillas ya tenía lista la traición, obsesionado por celos de poder y envidia.  La no estaba alerta con sus pupilos ya que el sitio por donde transitaban era  restringido para el  grupo.  Los portaban sus granadas, además de armas de fuego, no tuvieron ocasión de usarlas, pues al percatarse de la emboscada, ya estaban tiroteados.  El  , al escuchar los tiros corrió al lugar, con dos de sus escoltas.  Los secuaces de Cubillas le apuntaban y exigieron rendirse de inmediato;  èste vacilò,  con ràfagas de tiros fueron ultimados. No hubo enfrentamiento como tal, no cayò ni un sòlo hombre  de Cubillas.  Fuè una operación limpia y puntual para neutralizar a los dos  antiguos . Cubillas tomaba asì el control  de la cárcel.   Del fondo de la CUEVA salìa tranquilamente la ; aùn en la penumbra mantenía su contorneo de caderas; paseaba entre los inertes cuerpos,  satisfacía su curiosidad mórbida.  Cubillas se acercò a ella, la abrazò:
-Bien hecho…  mi reina… la operación fuè perfecta!  -No hay saldo de heridos o muertos…!
Mientras apurruñaba a la mujer se oyeron tres disparos. Caìa Cubillas moribundo.
-Corto fuè tu mandato…Cubillas! -  Eres la única baja…! – con desdèn sentenciò la gélida fémina pistola en mano.
Un cambio de mando ocurrìa …
La era santero, tenía  un altar en la CUEVA.  Luego de tirotearles, los antiguos pranes recibieron una cantidad de puñaladas y  batazos.
-Sòlo asi morirán de verdad… ahora estarán< cruzados>…!- dijo la nueva soberana.
Todas las semanas iba un sèquito  de brujos a practicar ritos con la y el ; traìan aguardiente .  Todo seguía, en apariencia, como siempre; días después fueron quemados los santos del altar de la   y hasta aquellos  que se escontraban en una capillita a la entrada del penal.  Bastaron pocas horas para llevarse de la CUEVA los enseres, equipos y cuanto material hubiere allì.  Aseguraba uno de los reclusos, a voz baja, que el antiguo jefe tenía una gruesa suma de dinero en moneda local y divisas; el atesoraba unos kilos de oro en cadenas, anillos y esclavas. Todo se esfumò!  Se aceptaba la nueva jefatura,aunque no se le juramentase en solemne acto.

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