lunes, 22 de agosto de 2016

Carlos Quiroz Mena-Costa Rica/Agosto de 2016



DE REPENTE

De repente
el árbol, la flor
la esperanza
bajo el humus de la tarde.
Y olían tus cabellos a sangre
en la mano del silencio,
un trueno reventó la distancia
y la luz se inclinó en la lejanía.
Después la lluvia descendió
por los escotes de tu blusa,
y ya no hubo árbol, ni sol
ni  pájaro;
solo la lluvia en su vocación
de abrazo.
Los diarios hablan de Lucía
un número más en la estadística.

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