jueves, 22 de septiembre de 2016

Ascensión Reyes (Cuento)-Chile/Septiembre de 2016



EN PIE DE GUERRA

                 Mi primer día de vacaciones, Reñaca, mar azul, arenas doradas y una suave brisa que despeja el calor de un sol luminoso, y yo, dispuesta a la batalla.
                 Después de una larga temporada metida en mis libros y cuadernos, tratando de salvar año tras año todos mis créditos universitarios, más las obligaciones familiares de todo tipo, por fin he llegado a la meta, Licenciada en Letras. Un cartón universitario recién colgado en mi pieza de soltera, y miles de proyectos y sueños en mi cabeza.
                  Digo Soltera y con mayúscula, pues en todo el tiempo transcurrido desde la finalización de mis cursos medios hasta mi paso por la universidad, me negué a pensar en el amor, es decir, lo desee, pero lo rehuí como si se tratara de una enfermedad. Traté de ver a los muchachos en forma fría y objetiva, no obstante,  me convertí en alguien muy popular entre el elemento masculino. Me tildaron de buena amiga, agradable, confiable, buena onda y varios otros calificativos que me convirtieron en la infaltable en cada convivencia. Pero del amor nada. Ni siquiera me pusieron a prueba faltándome el respeto; situación que no me habría desagradado mucho. Sin embargo, hoy, ahora y en este momento, comienza una nueva etapa en mi mundo sentimental emergente.
                 Lo primero, fui a una multitienda surtidísima en ropa femenina y al cabo de una larga sesión de probador, elegí un audaz traje de baño, no solamente por su colorido, sino por su reducido tamaño.
                 Previamente recién salida de la ducha,  sometí mi cuerpo a un exhaustivo examen visual. . El resultado fue positivo, de cuello a pies. Hacia arriba otro cuento, pero no tan grave como para que una buena sesión cosmética no lo solucionara.
                 Y heme aquí, sentada en una playa de moda: escondida detrás de oscuras gafas de sol, sobre una coqueta toalla luciendo mi diminuto bañador y gozando la melodía que me llega de mi “personal”. Para hacer de mi imagen totalmente sugestiva,  he cubierto mi cabeza con un sombrero de inmensas  alas, como esos que usan las grandes del cine.
                 Con este entorno y mi nuevo look, estoy al comienzo de mi nueva etapa guerrera, mostrar todo mi potencial, así como en los desfiles militares se muestra el armamento, ocultando lo mejor en los cuarteles.

                                         Siento un escalofrío en mi espalda que me saca de mi ensoñación. ¡Qué mal educado este hijo de p…! pasar cerca de mí para ensuciarme con sus gotas asquerosas… ¡Insolente!, si no fuera por este estreno le diría lo que se merece...¡ Qué pesado el tipo!, y todavía se atreve  a sonreírme…  Hasta parece cerrarme un ojo.  Estúpido, patán malcarado, yo te lo cerraría  de un solo golpe...Me sigue observando, ¿qué se habrá creído?... ¿Será a mí o a mis protuberancias?... Bueno, total no importa, igual son mías y estoy aquí para lucirlas… Al menos es un buen comienzo, aunque sea un ordinanario como éste, es un hombre…
                                        Al parecer me sigue mirando disimuladamente…! Fíjate, fíjate! Se sentó en la arena y me ha sonreído descaradamente, ¿pensará que yo me voy a fijar en él?…! Qué se espere sentado!…Aunque en honor a la verdad no está tan mal como prospecto…Mis amigas expertas dirían que está para el “asado”, es decir algo comible… Pero eso no quiere decir digerible. ¡Horror!.... ¡Qué lástima! su nariz es horrible, larga y torcida… ¡Pobrecito!, me recuerda el poema de Quevedo…”Erase una nariz pegada” y todo lo que sigue…” ¡Dios!, que mala soy”,… el pobre no tiene la culpa de tener esa nariz… Claro que yo se la achicaría con una buena cirugía plástica y quedaría estupendo…  Pero aún así, una gran nariz indica un hombre de carácter, de personalidad definida…Bueno, mirándolo con paciencia, aparte de su apéndice nasal descomunal, el resto está bastante aceptable… Mira tú, si tiene la piel bronceada, sus hombros son anchos y la cintura estrecha, la “colita” me la imagino… Sería agradable acariciar un pelo así como ese… puesto en una cabeza masculina,  por supuesto…!Se ha puesto de pie!...,  ¡Qué buen prospecto este “mino”!...Ni siquiera me atrevo a pensarlo, pero su diminuto traje proclama  a los vientos que debajo se esconde un macho recio…!Horror!…¿Qué te pasa?,…Serénate niña, más despacio, al parecer se te están soltando las trenzas… Mujer no te extralimites, vas demasiado rápido..!No y no!... mil veces no, me prometo no caer rendida ante el primer espécimen de macho recio que me salga al camino, aunque éste sea regio…       
                    Aunque,…! Dios ayúdame!, viene hacia mí sonriéndome…! Me muero!...
                 -Hola, ¿Me puedo sentar a tu lado?
                 -¿Decías?, estaba distraída.
                 -Te pregunté si me puedo sentar a tu lado.
                 -Por supuesto, la playa es libre.
                 -Perdona pero fui un maleducado, venía a disculparme por haberte mojado cuando pasé cerca de ti.
                 Le brindé mi sonrisa más cálida. Mi guerra había comenzado, mis armas estaban a punto y a la vista.

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