sábado, 22 de septiembre de 2018

Isabel Gattarello/Septiembre de 2018

Pintura de Vladimir Volegov

Fruta verde

Voy siendo espina,
haciendo una hendidura
hacia la infancia.
Cuando la llaga era apenas..
trepar el limonero
para ver el árbol de moras
de la calle de tierra.
Sentarse en la verja,
con las niñas que el misterio
desparramó por el camino.
Robar la bicicleta de la hermana,
volar en silenciosa hamaca
hacia la tarde vestida de amarillo.
Recoger el agua de lluvia con las manos
y ser fruta verde regada en abundancia.
Cuando nevaba
creer que era espuma fría,
dibujar con ella caballos
y pájaros con penachos anochecidos.
Inútil claridad en esta huella.
Ni una nota
traspasando los muros de la casa,
Es gruesa la injuria de la vida
cuando en mis manos se torna en lodo el agua.

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