Herida de besos
Se sabe colibrí,
de larga cola amarilla
y plumas verdes,
atrayendo cuanto brilla
para aparentar ser feliz.
Bracea como sirena
(pechos de espuma,
caderas de ola)
cuando se entrega
a otras bocas a tanto la hora.
Aloja dos lámparas felinas,
(garras cubiertas de seda
suave pelaje de niña)
mientras guarda las monedas
y cierra el cajón de la mesilla.
Los profundos pliegues del talle,
son un reguero de batallas,
el mapa donde muestra las verdades,
también, lo que ninguno le lame,
solo el refugio del que nunca sale.
Aún vacía de palabras,
pregunta si la amas.
Cómo no adorarte,
si besas sin preguntas,
si el deseo que derrochas
lo entregas sin inmutarte,
a pesar de estar herida de besos
por los que pretenden ignorarte.
Tomado del GrupoEscritores noveles de Facebook
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