CACHO
Nació una madrugada del 52
y quedó en la guardia del hospital
Quien lo parió se fue por
un trámite y jamás volvió
Lo apodaron Cacho
Cacho de noche, de luz, de
estrella, de cielo rojo
De semi luna, de medio
sol, de vaho de alcohol, de aroma a yerba
Las enfermeras fueron tías
y madrinas que se perdieron en el tiempo
Lo crió una mujer mayor
que dormía en la escalinata del Fernández
Su padre fue el mostrador
y su madre la vereda
Jamás aprendió el
abecedario completo
No conoció el ejemplo de
un guardapolvo blanco
La palabra de una sotana
negra
El freno de un uniforme
azul cuando era pibe
O ya grande, el reglamento
de una chaquetilla verde oliva
Se metió en el asfalto
caliente con agujeros en la zapatilla
Trastabilló y volcó varias
veces
Pero jamás alguna grúa
humana lo levantó correctamente
Fue lustrabotas,
changarín, lavador de autos, ayudante de verdulería
Lo mínimo para saciar el
hambre y tener un colchón para el sueño
Los amigos que deseaba se
le escapaban de las manos
Y los amores que soñaba le
huían a sus sentimientos
Cachito de vida la vida de
Cacho
Se fue joven de ella,
empujado por una bala perdida, casi buscada
Alguien, que lo quería
apenas y de lejos, sintió arrepentimiento
Y se acercó a su tumba de
cruz de madera con pequeña piedra gris
Sobre ella intentó
escribir un epitafio
Pero apenas logró un trazo
irregular, un burdo garabato
Como un zigzagueante
dibujo del destino de Cacho
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