EL
DESPERTAR
con voces ajenas
a despintar mi sueño en el sueño mismo
y me sacude por días
pero él no me despierta.
Me despierta el aroma
que ascendió de tu boca a mis ojos,
llenos de sueños,
con sabor a rosas, miel y vainilla.
Me despierta el aroma
que llegó en cada risa regalada
y se repite
en cada intención mía.
Me despierta el aroma
que marcó la lección y el paso,
fuera de ritmo,
por la dirección correcta.
Me despierta el aroma
que me levantó con la única verdad
antes que acaben las noches
y esa es mi alarma
cada vez que encuentro una excusa.
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