jueves, 21 de mayo de 2020

Carmen Rojas Larrazabal-Venezuela/Mayo de 2020


Los siglos de la tarde


Los sonidos volaron al sur,
A morir también,
sin el último Grito de dolor.
Han callado los pétalos
de una pequeña flor
Temblando en la distancia.
También aquí tiembla,
 la última flor de la nostalgia.

Los árboles despiertos
Extrañan en sus ramas, 
Risas, cantos, juegos.
Solo hay Nidos vacíos  
Con niños de brisa corriendo
Por los silencios del parque.
Marchan siluetas sin sombra
A la salida de la escuela:
Tiempo de llegar que nunca llega.

En estos cuadrados espacios,
Delineando la piel de cada angustia,
Siempre se llega al mismo lugar,
laberintos colgados en el tiempo
Que han perdido las horas de existir.
He dejado de mirar el reloj
Mientras Los días se confunden 
con los siglos de la tarde.

Los sonidos volaron al sur,
Pero en esta noche larga,
Son aliados todos los suspiros, 
Las oraciones, las esperanzas.
Porque somos prisioneros inocentes
Anclados sobre estas paredes blancas,
Donde aún tiembla, suspendida,
Esta última flor de la nostalgia.

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