lunes, 20 de julio de 2020

Carlos Caposio-Argentina/Julio de 2020


El viento se queja detrás de la ventana
parece molestarle no llegar hasta los rostros
golpea las maderas, las chapas de los techos
y mueve con fuerza las copas de los árboles.
El viento no todo lo empuja
quedó bailando solo en una calle del centro.
Extraña, dar vuelta, los paraguas.

Ya no encuentra velas, en el Río de La Plata,
tampoco, en las montañas, parapentes.

El viento triste, silba y silba.
Entonces le abro la puerta
y rápidamente entra,
se pone a danzar con el palo santo
gira gira, por todos los ambientes,
después juega con un papel y el gato
hace divertir a las cortinas, a las sábanas,
a las hojas de esto que escribo
y me acaricia la barba
antes de irse por el fondo
como más contento, creo yo,
aunque sigue silbando
quizás espere,
que le abran otras puertas.

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