EL ESPEJO
Es de noche, casi madrugada.
Estoy en mi cuarto, sentada frente a un papel en blanco, se supone que debo escribir sobre el espejo.
En mis manos tengo un lápiz, lo aprieto como queriendo hacer salir de él las palabras que yo no encuentro.
No da resultado.
Levanto la vista buscando alguna idea que esté flotando en el aire y me encuentro con mi imagen reflejada en el vidrio de la ventana. No es muy nítida, mi rostro no se define, sólo mi figura está demarcada. Pero es mi imagen al fin.
Busco en el diccionario el significado de la palabra espejo, dice: “lámina de cristal azogado por la parte posterior para que se reflejen y se representen en él los objetos situados delante’’.
Ante la evidencia de verme en el vidrio de la ventana me digo que tengo otras definiciones sobre el espejo.
Por ejemplo las vidrieras, que inevitablemente miramos al pasar frente a ellas, no por la ropa que exhiben sino por ver la que exhibimos en nuestros cuerpos.
Las ventanillas de un auto, que nos devuelve nuestra imagen y las de otras personas y objetos.
Un lago, al cual metafóricamente definimos: espejo de agua.
Un objeto plateado o dorado que refleja a su vez una imagen.
Los ojos de los otros, en los cuales nos miramos y vemos una pequeña imagen nuestra.
Y finalmente el espejo por sí mismo, que nos devuelve nuestra imagen, el que nos ve íntimamente, el que conoce cada centímetro de nuestro cuerpo con o sin ropa. El que nos hace reconocer nuestra alma esos días en que nos miramos y no nos reconocemos porque la que está reflejada en él no es la persona que creemos ser sino la que estamos siendo en ese preciso momento.
¿Nunca te pasó, que tenías que salir y te probaste toda la ropa del placard y nada te gustó?
Precisamente porque la imagen del espejo era la de tu alma y no la de tu cuerpo.
Y ahora lo que veo, y no precisamente en un espejo, es que mi papel ya no está en blanco.
Las palabras surgieron y se reflejaron en él.
Igual que en un espejo.
Como siempre, con tu exquisita sensibilidad
ResponderEliminarMe quedé gratamente sorprendida por la segunda oración. Aunque todo me gusta, ésa es muy elocuente y poética. Felicitaciones.
ResponderEliminarGracias Roberto por tu comentario y gracias también a xxxx (lamentablemente no aparece tu nombre). Les mando un fuerte abrazo a ambos
ResponderEliminarEstá excelente Diana, la hoja como espejo. Tan real. Y a través de un espejo se puede ver y analizar lo que nos pasa, hay muchas terapias alternativas que usan el espejo como mecanismo de expresión. Te mandamos muchos abrazos. Justi y yo.
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