sábado, 22 de julio de 2023

Graciela Pucci Fontana-Argentina/Julio


 

SIN DUDAS

 

De Buenos Aires a Roma el viaje sucedió sin sobresaltos, un vuelo casi divertido, pensó Marcos, o tal vez fueron los nervios los que hicieron que me riera tanto.

 

Durante años había soñado con ese viaje, quería conocer su origen. Apenas unas horas y llegaría a destino.

El arribo a Roma se produjo pasadas las 5 de la mañana, de allí a Lucca el trayecto lo haría en tren.

Apenas puso su pie en el escalón del vagón supo que ese era el momento.

Ocupó un asiento del lado de la ventanilla, quería disfrutar del paisaje.

Amanecía.

La luz dibujaba arabescos sin sol, la lluvia no se animaba a caer, los ojos de Marcos guardaban paisajes entre gris y rojo.

Pueblo tras pueblo, gris y rojo, rojo y gris.

Una estación, sólo una ahora, lo separaba de su sueño.

El corazón le latía con fuerza, con tanta fuerza que le costaba respirar.

Quiso abrir la ventanilla, la sintió pesada, los brazos sin fuerzas.

Desistió.

Attenzione signori passeggieri, prossima stazione Lucca!- creyó escuchar

Y el aire que no entraba.

Y el paisaje que se alejaba de sus ojos.

Y la transpiración salvaje que se había instalado en todo su cuerpo.

Y el dolor cada vez más fuerte.

Y el silbido del tren que anunciaba la llegada a su destino.

 

Apenas pudo recordar que lo supo al abordar el tren.

 

 

 

 

 

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