La lentitud de esta casa aporta un color pálido a todos los otoños pasados, incluso a este presente inmediato que entra con el frío de las calles. El aire se mueve poco, aunque la puerta del patio esté abierta; pero sobre él flota una tristeza conocida que aterriza en el silencio. Los sueños quedaron lejos y es una versión melancólica la que triunfa en la cocina a la hora del café.
La casa por las tardes se abandona a los recuerdos y brinda su alma a cualquiera que sea capaz de conmoverse con la escasa sonoridad de un monólogo en voz baja.
Sábado 16 de diciembre.2023
Fragmentos de un diario
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