LA PENÚLTIMA PUERTA
El mundo se ha dormido.
Las luces mal gastadas del ensueño
atisban la esperanza.
Historia con arena de tiempo retenido.
Las clepsidras en vano transparentan,
la cascada sutil que marca el ritmo,
cadencioso, anodino,
de un devenir lejano.
Hoy tengo la mirada endurecida
de no poder mirar.
Los iconos de junio
han clavado el invierno contra los corazones.
¿Que hay de la piedad? ¿Que del respeto?
Prójimo convertido en enemigo.
La barbarie anda suelta,
Pivotea, entre la tempestad de la ignominia
y el cayado vacío de la muerte.
Aún puedo alzar el alma sin embargo,
allí está la señal: el amor es la llave.
Asidos de la mano,
intentemos abrir la penúltima puerta.
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