Keep off the grass
No logro esquivar la loma y eso que lo intento.
Mientras avanza la cola para sacar boleto ida y vuelta Morón-Once, la observo.
Luego le quito la mirada como hacen los demás y aunque pienso que debiera avisar a la Municipalidad, no lo hago.
La loma no me deja apreciar este paisaje urbano en un día tranquilo y diáfano.
Incluso ahora, aquí, encerrada en mi cajita de cristal, no puedo mirar en paz el césped, porque aparece y desaparece de mi vista.
No me dejó dormir.
Quiero saltarla.
No pisar el césped dice el cartel. Siempre me pregunto para qué lo ponen a nuestro alcance, si luego no podemos pisarlo. Sería mejor tapizar las paredes de pasto y el piso dejarlo liso y limpio y en lo posible sin lomas.
Tenía que ir cerca de la estación de Once a corregir textos tan estúpidos como éste que habla de una loma que quedará en el olvido. Cuando bajé del tren caminé. El trayecto es corto. Jujuy es una avenida ancha. El paisaje se repite. A nadie llama la atención.
Es una sensación extraña la que siento, inútil. Similar a lo que sucede cuando me desvelo de madrugada e insisto en volver a dormir para no pensar en cosas que no tienen solución.
No me abandona la idea de que todos somos accidentes geográficos.
La loma de la estación Morón pegada a la pared, movía un brazo o una pierna.
No lo sé. Estaba tapada hasta la cabeza.
Borracha, dormida, enferma o drogada, tampoco lo sé.
Lo único que pude observar es el cartel clavado: Prohibido pisar.
(del libro por publicar Papando Moscas)
3 comentarios:
Excelente DEB, muy original la temática, con ese estilo de narrativa como siempe tan personal que invita a seguir por el sendero aque habrás de brindarnos.
Aguardo tu libro con impaciencia...
Un abrazo, Carlos A. Pasqualini
muy buena tu categorización de la palabra narrada. un placer esta lectura. susana zazzetti
Está bueno eso de tapizar con césped las paredes... especialmente cuando "uno camina por las paredes"
Muy lindo y sabroso texto. Felicitaciones!!!
Publicar un comentario